Esta película es una prueba más de que el hecho de que en su famosa época Precode Hollywood abordara temas que luego pasaron a ser considerados como demasiado adultos, como el de la maternidad extramatrimonial, no significaba que asumiera una visión más abierta, progresista o rupturista de la sociedad. Simplemente, tocaba dichos temas y mostraba una gran variedad de situaciones crudas con una intención meramente sensacionalista y desde una mentalidad tan conservadora o más que la de la etapa posterior, cuando lo escabroso se prohibió por completo. Aquí, en una historia muy floja y previsible, Claudette Colbert interpreta a una madre soltera que, abandonada y en total penuria económica, se ve obligada a entregar a su bebé a la caridad. Más tarde triunfa como cantante y estrella de la radio (Hollywood no sabía construir historias con los que fracasan), con lo que comienza a utilizar su programa para intentar localizar a su hija. Pronto descubrimos que a los promotores de esta película les costaba concebir que la gente pudiera ser feliz eludiendo el matrimonio y lo más que permitía era retrasarlo. Además, hasta los personajes que representan la hipocresía de las convenciones sociales acabarán por ser redimidos, con lo que la película, de inicio presuntamente salvaje, acaba por ser insoportablemente santurrona.