Arranca de manera brillante y convincente. Pero rápidamente se transforma en una salsa de tomate con pimiento y cebolla.

Nada es creíble, todo se desarrolla en tono superficial. Los excesos no lo parecen, las ideas financieras son de parvulario de broker. Sigue una curva descendente continua hasta un final inesperado y acomodaticio.

Kevin Spacey, debido al escándalo en que se ve inmerso, atraviesa sus horas más bajas; rechazado como actor ha lastrado el estreno de El Club de los Jóvenes Millonarios, pues la recaudación durante los primeros días en los cines americanos, supuso una cantidad ridícula que impedirá recuperar la inversión de los productores.