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Irlanda Irlanda · Dublin
Voto de daci:
4
Thriller Madrid, principios del siglo XXI. Un día, el inspector de policía Santos Trinidad, volviendo a casa muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino ... [+]
25 de septiembre de 2011
358 de 461 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera colaboración del tándem Enrique Urbizu-José Coronado ha resultado ser una dolorosa decepción para un servidor, fan del director vasco y que disfrutó bastante con las notables La caja 507 y La vida mancha. En efecto, No habrá paz para los malvados se presenta en su engañoso trailer -y van…- como un thriller vigoroso de acción y emoción a raudales, cuando en realidad estamos ante una película bastante taciturna que reduce su Rock & Roll tan sólo a dos escenas -una al principio y otra al final-, y que destina el grueso de su historia a mostrarnos una farragosa investigación policial sobre drogas y terrorismo islamista con ecos del 11-M. Una investigación esta que se desarrolla de forma bastante lenta y confusa y que provoca el paulatino desinterés del espectador, perdido de ver cómo van y vienen por una parte, la juez Chacón -Helena Miquel, la revelación del film- y por otra, el duro policía Santos Trinidad -un malote José Coronado-, para encontrarse con este y con aquel para obtener información sobre los criminales. Una falta de claridad argumental que provoca que uno al final desconecte por aburrimiento y que esté más pendiente de fijarse en detalles triviales, como contar los cubatas que se casca durante toda la película Santos, o el hecho de que fume en los bares y nadie le diga nada. Y no por miedo a que les pegue un tiro, sino porque en la época del rodaje -mayo-junio-julio de 2010- aún se podía.

Tampoco se puede decir que los personajes están muy bien dibujados en la historia, incluso el del propio Santos. Y es que Urbizu y su guionista Michel Gaztambide, en un exceso de celo por escamotearle al espectador información sobre el protagonista y darle así misterio, lo que consiguen en realidad es dificultar la identificación del público con él; ya bastante cuesta arriba desde los cinco minutos de metraje tras verle asesinar como un psicópata a tres personas a sangre fría y sin motivo aparente. Por mucho que luego descubramos que las víctimas no eran hermanitas de la caridad precisamente, o que antes de ser abandonado por la suerte y el desodorante, Santos fue número uno de su promoción y un policía como había pocos, y bla,bla,bla... Eso por no hablar de caracteres tan superfluos como los de Juanjo Artero o Rodolfo Sancho, que si se hubieran quedado en su casa o en la sala de montaje habría dado lo mismo.

Otro hecho que le resta atractivo a la puesta en escena de este film es el deficiente uso que hace del sonido directo. Y es que los actores no vocalizan lo suficiente y demasiadas veces no se les entiende lo que dicen, salvo las lógicas excepciones de aquellos intérpretes del reparto acostumbrados a trabajar con su voz, como Helena Miquel -cantante del grupo Delafé y las Flores Azules- o los actores de doblaje Pedro Mari Sánchez y Eduard Farelo. Vaya, como si al final no hubiera paz en este largo ni para nuestros oídos.
daci
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