A pesar de no llegar a una conclusión o expectativa clara, la película consigue atraparte por la curiosidad que aporta este extraño guion, el cual con una narrativa convincente nos lleva a una historia con el telón de fondo de las personas más desfavorecidas que viven en los medios rurales.

Un trío de jóvenes de Bucarest que pertenecen a una ONG entrega alimentos y ayuda al medio rural por Transilvania. Llevan paquetes de comida antes de navidad a los lugareños, pero el mal estado de los caminos forestales y el mal tiempo hacen que el todo terrero se quede varado en el barro, Antes de eso, han encontrado a un anciano extraño que les pide que los lleve a un aserradero, quien terminará jugando un papel importante en su experiencia.

El director, Radu Muntean, se une a la nueva ola de realizadores rumanos interesantes que han aparecido en los últimos tiempos como Cristian Mungiu, Cristi Puiu y Corneliu Porumboiu. El cual, con un tono aparentemente ligero, crítica con ingenio la diferencia de hacer el bien sin más, o hacerlo para sentirse bien contigo mismo. 

Pasar una noche en medio de un bosque sin señal de teléfono, con unas misteriosas personas que van apareciendo, daría lugar a un buen film de terror, pero nada más lejos de la realidad, la película, aunque contiene conversaciones bastante banales, tiene un trasfondo que puede dejar poso.
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