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Mongolia Mongolia · Escala de Richter
Voto de Eric Packer:
10
Drama. Intriga. Cine negro Todo comenzó unos seis meses antes, "aquella mañana en la que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas". Los sobres van llegando puntualmente, cada miércoles, a la pensión La Madrileña. El olor a violetas invade las habitaciones de los inquilinos, que se convertirían en testigos del encuentro entre Rosaura y Camilo Canegato, el tímido restaurador de cuadros. Sin embargo, hay algo que parece no cuadrar del todo ... [+]
24 de julio de 2012
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un reloj marcando las diez en punto resalta en un fondo negro, la toma hace un barrido hacia abajo: una misteriosa mujer de espaldas, lleva cubierta la cabeza con un pañuelo y porta un abrigo, va caminando hacia una puerta, a un lado de ella hay un pequeño letrero: Pensión La Madrileña, se alcanza a leer en él. La mujer toca a la puerta y una joven se queda impávida al abrirle, detrás de ella hay otra mujer, de mayor edad esta, que se sobresalta al ver a la recién llegada, corre hacia ella gritando: ¡Rosaura!, la abraza y recibe con dos besos, uno por mejilla, y a este grito se le unen otros más y una decena de personajes aparecen corriendo y se muestran alborotados y alegres ante el inesperado arribo de la mujer. La puerta se cierra.

Este es el inicio del traslado a la pantalla grande del libro Rosaura a las diez del escritor Marco Denevi, el libro nació, según el propio autor, cuando en un diario apareció el anuncio de un concurso de novela en el cual el premio sería de 30 mil pesos; sin haber escrito previamente algo, Denevi se propone escribir una novela copiándole la técnica a La piedra lunar de Wilkie Collins –donde una serie de versiones preliminares, algunas equívocas y meras suposiciones otras, todos puntos de vista de personajes que desconocen la realidad de cómo se sucedieron las cosas anteceden a una revelación final– en la que un hecho de trivialidad aparente fuera sólo la fachada que esconde una historia atroz. El autor envía su participación a dicho certamen y en 1954, siendo un escritor neófito, obtiene con Rosaura a las diez el premio Kraft. Sería este el prometedor inicio de una meritoria carrera literaria.

La historia de Rosaura a las diez en cine utiliza la misma estrategia que la novela: a través de las voces y la perspectiva de varios personajes, de cartas, se nos va revelando poco a poco el misterio de un hombre, Camilo Canegato, que desde un inicio se nos advierte “toma medicamentos para no soñar demasiado”. Canegato, un pintor tímido, solitario comienza a recibir cartas perfumadas y escritas en papel de color rosa a la pensión en la que vive, a la casera y al resto de inquilinos el hecho les intriga al grado de volverse su obsesión. El enigma de las cartas se complica cada vez más y lo que parecía ser un melodrama con tintes hitchcockianos, en ocasiones hasta neorrealista, nos damos cuenta de que es cine noir argentino al más puro estilo del mejor cine norteamericano que se realizara en los 40s, de ese que entre otras características gusta de incluir una investigación policiaca, crimen, pasiones desbordadas, pasados trágicos en los personajes, engaños, venganzas, desequilibrios mentales, la femme fatale. Hay, en Rosaura a las diez hasta una escena que remite indudablemente a uno de los mejores momentos de esa Laura de Otto Preminger, considerada por muchos el mayor símbolo del film noir. Un auténtico e imperdible hallazgo esta Rosaura a las diez, sí, quizás la mejor película argentina.
Eric Packer
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