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Mongolia Mongolia · Escala de Richter
Voto de Eric Packer:
3
Comedia Tres generaciones de una familia francesa de hoy se abren y hablan de sus experiencias y fantasías sexuales. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2012
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean – Marc Barr y Pascal Arnold pretenden realizar la deconstrucción del retrato familiar contemporáneo a través del análisis de la conducta sexual de sus miembros, poco o nada le importa a esta dupla de realizadores el dotar a sus personajes de contexto, mucho menos de desarrollarles una personalidad que no vaya más allá del arquetipo que a cada uno le toca representar como miembro de la familia (el padre desatento de los detalles que la madre sí ve en casa, el abuelo retirado que cuida el jardín, la madre inquisitiva, el hijo mayor ensimismado, etc.) solamente les ocupa el capturar sin miramientos los actos sexuales que estos personajes llevan a cabo en privacidad, tras puertas cerradas o, bueno, algunos otros –la hermana adoptada ninfómana– en campo abierto o al interior de un automóvil; revisándola como una película pornográfica, cumple, aquí la representación de los actos sexuales en sus distintas combinaciones y por distintos intérpretes de físicos estéticos no difiere en nada de la visión del cine comercial pornográfico, no hay censura al momento de mostrar genitales, cópula, felación ni semen. Al contrario que en Sitcom de Ozon o Teorema de Pasolini, películas en las que al igual que en esta se hacía el estudio de una familia examinando su comportamiento sexual aquí, recalcando, todo se queda en la superficialidad tanto de la historia como en el desarrollo de los personajes que no son otra cosa que figuras hedonistas –como en el cine porno– que no ven más allá de la experimentación del placer como su meta a cumplir. El argumento nos cuenta que el hijo menor de la familia que aún es casto es encontrado grabándose por celular en una clase de biología mientras se masturba, ante esto la madre, sin pudor alguno, se propone investigar la vida sexual de sus hijos y el abuelo que vive en su casa. En el desarrollo de la trama hay si acaso un par de revelaciones que no escandalizan (el abuelo que es viudo lleva un par de años visitando con asiduidad a una prostituta, el hijo mayor participa en tríos sexuales) y luego de muchas miradas lascivas, manos que acarician, lenguas, saliva, imágenes de piel tersa, glandes, vulvas, tetillas, vello púbico, testículos, nalgas, los personajes supuestamente encuentran la felicidad en su goce sexual, se toman una foto y ocurre el final. Sin embargo hay un par de preguntas indispensables tras el visionado de esta película, ¿qué nos quiso decir, sirvió de algo? Porque además de verla como una serie de viñetas pornográficas que logran despertar la libido, no se le ve por ninguna parte su fundamento como material artístico.
Eric Packer
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