Marina Seresesky presenta su primer largometraje tocando un tema muy duro, desde la ficción. Rosita, la protagonista, cada noche sale a prostituirse pero lo que vemos es la dureza que supone para ella salir y lo realmente atroz y de película de terror que son sus vueltas a casa. Todo esto sin ver la violencia, ni el sexo explícito, desde la cotidianidad de unas mujeres que se sobreponen cada día a la realidad.

Pero no sólo es una historia de mujeres que sobreviven prostituyéndose, también es de personas que no han tenido muchas oportunidades ni tampoco herramientas para buscarlas. En este ambiente sórdido, la directora se decanta por mostrar la humanidad escondida en cada personaje. Seresesky mima a su Rosita, Lupita, María Luján, la rusita. Las trata con cariño a pesar de ser personajes con grandes carencias a todos los niveles. No los juzga, construye un drama sólido pero del que arranca muchas sonrisas.

Carmen Machi, Asier Etxeandía, Terele Páez en estado de gracia y la niña un descubriento. La puerta abierta es también una película con niños, con mucha ternura. Una niña de 6 y un niño de 4 bien dirigidos, en su punto, con pocas palabras pero con miradas cautivadoras.

Otra peli con mujeres y niños, algo inusual pero que empezamos a ver gracias a esta hornada de directoras que con otra mirada están abriendo temáticas inexploradas, tonos distintos y que desde luego nos interesan más a quienes deseamos que nos cuenten historias diversas.

Solo decir que el punto de fantasía del que ha querido dotar al guión, pasa por encima del tema de la explotación sexual organizada y la trata, más ligada a la esclavitud que es la prostitución. Ni una alusión a la raíz de este problema.

Ha recibido varios premios y aplausos en muchas salas. La calidad que tiene le va a llevar a recibir muchos más. Deseamos que en el Festival Ópera Prima de Tudela siga cosechando éxitos.
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