Vi este película por azar sin tener ninguna pretensión de lo que me iba a encontrar. Así que me senté frente al televisor esperando sorprenderme con su historia.
Reconozco que no me ha entusiasmado mucho, aunque debo decir que su trama me resulta interesante. Se cuenta ese paso crucial que tiene toda persona al dejar la juventud y pasar a ser adulto. El terminar los estudios y enfrentarse con la cruda realidad de buscar trabajo, conseguirlo y asumir las responsabilidades que ofrece el día a día.
Ese paso importante en la vida de una persona, es enfocado desde un punto de vista cómico al presentarnos a un personaje que está deseando vivir su vida independiente pero sin las responsabilidades que eso acarrea. Quiere lo bueno de la vida universitaria y lo bueno de ser adulto. Pero lógicamente ambas cosas no se pueden tener.
Junto a él, su mejor amigo le da consejos no del todo muy hortodoxos. Él es un joven millonario que vive de las rentas y se puede permitir ciertos lujos que el protagonista no. Además es un chico que no es capaz de emparejarse con ninguna chica ya que eso implica también unas responsabilidades que él no quiere asumir.
La historia no consigue despegar en ningún momento. Es cierto que tiene escenas que funcionan y frases que son muy interesantes. Pero el compendio de todo no consigue enganchar. Uno ve una historia que intenta narrar una situación interesante, pero no consigue ahondar en la esencia de la misma. Dando un resultado de pasar sobre puntillas y no conseguir efectividad de ninguna manera.
Las interpretaciones tampoco son ninguna joya. Únicamente convence Félix Gómez que realiza un trabajo fresco y uno en cierto modo empatiza con su personaje de manera cariñosa. Pero el resto de actores realizan un trabajo bastante flojo, y no transmiten absolutamente nada, dando un resultado de no convicción.
En fin, se trata de una película de la que se espera mucho más, y al final conforme van pasando los minutos va resultando poco a poco más molesta; gracias a una trama que no consigue enganchar.