Una película que lleve por título "Otoño en Nueva york" no puede ser más que lo que es ésta; una pedantería en toda regla. De hecho cuando comienza la peli oyes una canción al estilo Frank Sinatra, típica de pastelones, mientras ves al Richard Gere paseando a su bola por un soleado y abarrotado Central Park, soltando risotadas en plan; Esto es Nueva York, el otoño es precioso, estoy buenísimo con esta gabardina y me divierto con todo este conjunto de cosas... ¿se me nota en la cara?.
Pero lo más gracioso, a mi juicio, es que mientras está haciendo el canelo se tropieza con una tía que va en dirección contraria a la suya, se disculpa y añade: ¿Vives en Nueva York?. La mujer ni siquiera contesta, por supuesto. Él se ve que tampoco esperaba respuesta puesto que se gira inmediatamente y sigue a lo suyo.
En primera instancia me pregunté sin encontrar sentido a lo presenciado; ¿Por qué le ha hecho esa pregunta?. Dos segundos más tarde me respondí a mi mismo; ah, vale. Para dejar claro a los que fueron en su día al cine que no se equivocaron de sala. Efectivamente entraron en la de Otoño en NUEVA YOOOOOOORK.
Quiero que piensen en ello. No se si leído impresiona. Verlo sí. Muchísimo.

Bueno, al lío. Sin entrar en la calidad interpretativa del Richard y la Winona, cabe destacar que toda esta cursilería no hace más que poner en duda la credibilidad del comportamiento de ambos, que con tanta tontería, parece que estemos presenciando los primeros flirteos de un par de criaturas de unos 10 años. Él, como no, es un importante hombre de negocios. Dirige el restaurante más solicitado por los neoyorquinos. Ella es un ángel. Cleptómana, pero ángel al fin y al cabo. Siempre de buen humor pese a su futuro poco prometedor, dándonos al resto de los humanos toda una lección de cómo hay que vivir el día a día radiando felicidad. Alégrate por el sol que brilla hoy, nos vendría a transmitir la buena de Wi mientras el puretón sigue empeñado en demostrar que por más décadas que se eche a las espaldas sigue siendo el mismo pícaro bribón de siempre.

Hace ya un puñado de años me la puse con una ex y a mitad abandoné porque la encontré insoportablemente aburrida. Ahora poco, al menos, la pude ver entera sin demasiados problemas. De ahí a mi generosa subida de nota.
Aun así, la peli, pa que nos vamos a engañar, es una cursilería sólo apta para romanticones empedernidos.