Una amiga mía está convencida de que la gente lo perdona todo... todo excepto las kilos de más. Insiste en que las hay increíblemente altas, o demasiado bajitas; las que tienen una dentadura modelo yonki, otras con aliento fétido, con orejas gigantescas, ojos saltones, las que lucen chepa, las de culo plano, las de cuerpos raquíticos; ó incluso pueden ser traicioneras, gilipollas, inmaduras, falsas ó espesillas en la higiene personal. Todo eso se puede obviar. Pero estar gorda... eso jamás.

Ella sostiene que dentro de un grupo de amigas ó compañeras, la chavala gordita sistemáticamente será tomada menos en cuenta; como si su opinión sobre cualquier asunto ó plan fuese menos interesante que las que diese el resto. Mi amiga está convencida; la gente lo perdona todo excepto los kilos.

Viendo la película de los Farrelly no puedo evitar pensar en aquellas palabras. La idea básica de esta comedia sería la de mostrar que la belleza interior está muy por encima del aspecto exterior. Y podrían haber puesto mil defectos al exterior de la chica para afearla, porque de eso se trataba... pero lo único que hicieron fue aumentarle unas cuantas tallas; absolutamente nada más; y con eso, ya era suficiente para contrastar la imagen bonita que veía Jack Black con lo "feo" que realmente había.

Además, a las chicas feas de la película, las que eran secundarias, sí las caracterizaban con atributos físicos severos. Desde nariz postiza inquietante, al poder del maquillaje para acentuar los rasgos menos favorables, pasando por un pelo espantoso.
A Gwyneth Paltrow, la que realmente importaba por su protagonismo, les bastó con rellenarla con goma-espuma. Por lo demás perfecta; cutis, peinado...


El mensaje vendido con tinte cómico en Amor ciego está muy machacado pero no por ello falto de razón. Arrimarte a un corazón sano y hermoso es apuesta segura para ser un poquito más feliz. Todo lo demás es muy secundario. Los Farrelly aquí lo narran con bastante sentido del humor.