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Voto de JuanCádiz:
8
Drama Historia semiautobiográfica sobre un niño judío de 14 años de Budapest que, en el año 1944, fue separado de su familia y enviado a los campos de concentración nazis de Auschwitz y Buchhenwald. Debut en la dirección del afamado director de fotografía Lajos Koltai, con un guión del premio Nobel Imre Kertész sobre su propia novela. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2009
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al encontrarte con una cinta que trate el holocausto vivido dentro un campo de exterminio, lo que cabría esperar es que el resultado final se ajuste a un más de lo mismo. Sin embargo esto no sería un defecto de la cinta, ya que a día de hoy todo el pescado está vendido en este tipo de trama. Partiendo de la monotonía, las bien contadas perdurarán y las menos ágiles se hundirán en el cajón del olvido.

"Sin destino" ingresa en el primer grupo ya que sale airosa de la mediocridad pues aunque el trasfondo es el de siempre, la manera de cómo se miran las cosas resulta en cierto modo interesante desde el punto de vista cinematográfico. Uno de sus puntos fuertes viene de la mano de la fotografía, en donde algo tan simple como el fango bajo la lluvia parece estar colocado con mimo para que no sea simplemente fango, sino una bella imagen de él.
Acompañando a la fotografía suena una maravillosa banda sonora que consigue acentuar aun más esa sensación de extraña paz, envolviéndote y haciendo que te acomodes dentro de tan siniestro universo. Resulta extraño enamorarse de lo que estás viendo cuando eso mismo pertenece al infierno en la tierra. Pero lo consiguen.


De crueldad veremos la justa. Dato significativo son los escasos disparos que podrás oír durante todo el film. Lajos Koltai optó por utilizar la palabra en vez del proyectil para describirnos cómo vivió un judío aquella penitencia histórica, queriendo incluso lanzar un mensaje al espectador tan acostumbrado y acomodado a ver el salvajismo cuando se trata de retratar Auschwitz; Además de todo eso otro que ya conocéis, en un campo de concentración también había momentos de paz. Y esos escasos instantes fueron los que mantuvo al hombre con vida.
JuanCádiz
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