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Voto de JuanCádiz:
2.024
Drama
En los años 70, en una ciudad del sur de Alemania, vive Micaela, una muchacha que se ha criado en una familia profundamente religiosa, con un padre cariñoso pero débil y una madre fría y distante. A pesar de llevar años librando una dura batalla contra la epilepsia, Micaela desea fervientemente salir de casa para ir a la universidad. Una vez allí, saborea la libertad por primera vez. Su incipiente amor por Stefan y su amistad con Hanna ... [+]
18 de agosto de 2009
29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anneliese Michel fue una joven alemana que murió creyéndose poseída por más de seis demonios. La sociedad se dividió en dos con respecto a este curioso caso. Mientras unos apostaban por alguna enfermedad psíquica en la muchacha, otros se agarraron al de la verdadera posesión.
En 2005, Scott Derrickson hizo su libre versión de los acontecimientos en el título "El exorcismo de Emily Rose". Un año después, en 2006, Hans-Christian Schmid haría lo mismo con "Réquiem (El exorcismo de Micaela)".
En el primer título se apostó por abordar los hechos con tintes fantásticos en el que el lado demoniaco de la historia cobraba también su protagonismo. De esta manera dejaba al público la responsabilidad de posicionarse en el hecho, mostrando abiertamente las dos posibles opciones. Veías indicios psicológicos pero también paranormales. A ti, como espectador, te tocaba mover ficha.
En Réquiem, por el contrario, optaron por narrarlo exclusivamente bajo perspectiva racional; Micaela, desde primer momento, se vendía como una joven enferma.
Tomando estos dos títulos como referencia, es como verdaderamente se hace patente la necesidad de exagerar unos acontecimientos cuando son trasladados de la vida real a la gran pantalla. Si con Emily Rose tuvimos un entretenido espectáculo, con Micaela caímos en el más profundo de los cansancios. Cuando termina la peli te quedas como si lo que hubieses visto es la indiferente historia de una chavala a la que le dolían las muelas.
El exorcismo de Micaela suspende por ser tímida en lo que pretende contar y por confundir al consumidor con un título que le viene bastante grande. No se trata de que nos obsequien con efectos especiales terroríficos... pero qué menos que darle vidilla a lo que nos enseñan... que dicho sea de paso no es mucho.
Un muermo.
En 2005, Scott Derrickson hizo su libre versión de los acontecimientos en el título "El exorcismo de Emily Rose". Un año después, en 2006, Hans-Christian Schmid haría lo mismo con "Réquiem (El exorcismo de Micaela)".
En el primer título se apostó por abordar los hechos con tintes fantásticos en el que el lado demoniaco de la historia cobraba también su protagonismo. De esta manera dejaba al público la responsabilidad de posicionarse en el hecho, mostrando abiertamente las dos posibles opciones. Veías indicios psicológicos pero también paranormales. A ti, como espectador, te tocaba mover ficha.
En Réquiem, por el contrario, optaron por narrarlo exclusivamente bajo perspectiva racional; Micaela, desde primer momento, se vendía como una joven enferma.
Tomando estos dos títulos como referencia, es como verdaderamente se hace patente la necesidad de exagerar unos acontecimientos cuando son trasladados de la vida real a la gran pantalla. Si con Emily Rose tuvimos un entretenido espectáculo, con Micaela caímos en el más profundo de los cansancios. Cuando termina la peli te quedas como si lo que hubieses visto es la indiferente historia de una chavala a la que le dolían las muelas.
El exorcismo de Micaela suspende por ser tímida en lo que pretende contar y por confundir al consumidor con un título que le viene bastante grande. No se trata de que nos obsequien con efectos especiales terroríficos... pero qué menos que darle vidilla a lo que nos enseñan... que dicho sea de paso no es mucho.
Un muermo.
