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Voto de Snuff:
4
31 de octubre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Shock Labyrinth" es el último experimento de Takashi Shimizu, capitán del género J-Horror por la saga (¿franquicia?) Ju-on, The grudge o La maldición. Junto a Hideo Nakata (Ringu, Dark Water) claro.
La cultura japonesa en cuanto a fantasmas ha sido bastamente explotado con chicas de pelo largo equivalentes a nuestro fantasma con sudario. Como ya dice Grandine en su crítica, es un género de capa caída, filón que se quiso explotar al instante dados sus resultados positivos. Exprimieron a la gallina de los huevos de oro.
Quedó seca. Shimizu trata de desencasillarse de manera ostentosa. Ostentosa por un 3D magnífico (el mejor que ha visto este servidor; nada de oscuridad con un puntual objeto acercándose al espectador) una ambientación notable, una estética cuidadísima, ... está, en estos aspectos, muy lejos de esas Ju-on que parecen primitivas al lado de esta cosa nueva y brillante.
Es decir, visualmente merece la pena. El guión no viene a ser más de lo mismo tampoco; mezcla la simpleza de su "qué" (maldición de toda la vida por muerte violenta) para llevarnos a un "cómo" más complejo.
La música pasa de estridencias: es música que pretende inquietar sin abusar de la subida de volumen.
Las actuaciones, por otro lado, son patéticas: algunos caretos en concreto hicieron soltar risotadas al público de Sitges las dos veces que fui a verla. Nunca se busca nada especial en cuanto a interpretaciones en este tipo de películas (de hecho, cuando una pasa de la decencia básica, nos sorprendemos) pero las pérdidas de tono se pagan caro en el cine de terror.
Y es lo que pasa. La película no funciona, el adjetivo "fallida" es el que más le conviene. Es una pena, porque se nota que Shimizu ha querido arriesgar, apostar por lo nuevo. Pero no ha salido bien.
Una lástima. O buscamos nueva vía o volvemos a explotar lo poco quede de lo mismo.
La cultura japonesa en cuanto a fantasmas ha sido bastamente explotado con chicas de pelo largo equivalentes a nuestro fantasma con sudario. Como ya dice Grandine en su crítica, es un género de capa caída, filón que se quiso explotar al instante dados sus resultados positivos. Exprimieron a la gallina de los huevos de oro.
Quedó seca. Shimizu trata de desencasillarse de manera ostentosa. Ostentosa por un 3D magnífico (el mejor que ha visto este servidor; nada de oscuridad con un puntual objeto acercándose al espectador) una ambientación notable, una estética cuidadísima, ... está, en estos aspectos, muy lejos de esas Ju-on que parecen primitivas al lado de esta cosa nueva y brillante.
Es decir, visualmente merece la pena. El guión no viene a ser más de lo mismo tampoco; mezcla la simpleza de su "qué" (maldición de toda la vida por muerte violenta) para llevarnos a un "cómo" más complejo.
La música pasa de estridencias: es música que pretende inquietar sin abusar de la subida de volumen.
Las actuaciones, por otro lado, son patéticas: algunos caretos en concreto hicieron soltar risotadas al público de Sitges las dos veces que fui a verla. Nunca se busca nada especial en cuanto a interpretaciones en este tipo de películas (de hecho, cuando una pasa de la decencia básica, nos sorprendemos) pero las pérdidas de tono se pagan caro en el cine de terror.
Y es lo que pasa. La película no funciona, el adjetivo "fallida" es el que más le conviene. Es una pena, porque se nota que Shimizu ha querido arriesgar, apostar por lo nuevo. Pero no ha salido bien.
Una lástima. O buscamos nueva vía o volvemos a explotar lo poco quede de lo mismo.