Obra maestra absoluta y sin precedentes. Humor mayúsculo, sátira mayúscula y ego inalcanzable. Personaje creado para la mofa y vilipendio del estereotipo moderno y del mundo del cine y el arte. Vincent Finch es como un látigo con gafapasta listo para fustigar a la pedantería invasora de nuestra generación. Pocas veces me he reído tanto con un personaje cómico. Quizás Dwight Schrute, pero eso ya es otro tema.

El galleguiño David Suárez se erige portavoz del absurdo, de lo políticamente incorrecto, para producirte una embolia pseudointelectual digna de lo peor de David Lynch. Ridiculiza a los famosos, se autoridiculiza y, lo que es mejor, defeca en aquello que creíamos de moda u original.

Mi pregunta es, ¿hasta que punto la persona es personaje y viceversa? sea cómo sea, es altamente recomendable para los amantes del cine y para todos aquellos con un sentido del humor ácido. Para los que no, podrían reírse igualmente por ver las chorradas que hace, aunque no entendieran 2 de cada 3 palabras que suelte este bigotudo con pretensiones al estrellato.

Algunos odiaran a este "payaso". Lo inquietante es que puedes pasarte los primeros 45 minutos mirando sus capítulos y preguntándote "¿por qué carajo sigo viendo a este imbécil?" sin despegar los ojos de la pantalla. Es un ser totalmente hipnótico.