Hace mucho tiempo, durante el Japón feudal, donde los rosados cerezos se alzaban y caían sobre la próspera primavera, un terrible dragón demoníaco llamado Aku se estremeció sobre la apacible comarca del emperador nipón para someter a todo ser viviente con su impecable maldad. Nadie podía hacer frente a la crueldad y destrucción que Aku dejaba a su paso, que se extendía a través del tiempo con su horrible poder. Nadie excepto uno, un samurai llamado Jack, cuyo único propósito es destruir a Aku y poner fin a su tenebroso reinado.

El samurai deberá de recorrer una peligrosa senda, en la cual los secuaces del temible dragón intentarán impedir su objetivo, pero éste no se parará ante nada ni ante nadie. Él es el fantasma de Aku, su perdición, el alma en pena que acabe con el terrorífico demonio. Pasarán los años, décadas, y Jack seguirá vagando y persiguiéndolo hasta los confines del mundo, sin rendición ni decadencia. Y a pesar de que esta vez haya perdido su legendaria katana, el tesoro más preciado de todo samurai, mantendrá su karma y templanza ante las situaciones más comprometidas e irreversibles para salir siempre triunfante.

Muchos intentarán provocarlo por el camino, pero Jack se mantendrá sereno, con paso firme, siempre vigilante. Él no tolerará los desafíos, porque no tiene que demostrar nada, pocos merecen el honor de combatir contra él, porque él es el supremo samurai...y es el supremo samurai el que deja que su espada se oxide en la vaina.