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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de Travisloock:
9
Drama Texas, principios del siglo XX. Una historia sobre la familia, la avaricia y la religión. Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) se traslada a una miserable ciudad con el propósito de hacer fortuna, pero, a medida que se va enriqueciendo, sus principios y valores desaparecen y acaba dominado por la ambición. Tras encontrar un rico yacimiento de petróleo en 1902, se convierte en un acaudalado magnate. Cuando, años después, intenta ... [+]
4 de mayo de 2024
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El grave problema de Paul Thomas Anderson fue que no tenía sustancia. Tenía gran conocimiento técnico, aupado por su pasión al Cine, los ejercicios scorsesianos de sus inicios, el ejercicio kubrickiano de este film. Pero nunca tuvo una sustancia propia. Anhelaba tenerla, que duda cabe, con el flirteo con la Religión, que nunca fue muy consistente en su quehacer artístico.

En este film, su calidad cinematográfica, apoya el discurso de la técnica y la meticulosidad, para dar el fruto del progreso y la ambición. Hace primeros planos de la minería, con montaje americano en el pico de la pala, en el fundir de los metales, en la pluma rasgando el papel para extender un cheque. Nos oculta el drama humano, la sospecha de una estafa con un hermano, el amor esquivo por inexistente entre padre e hijo, un final de misterio con dos gemelos, que pasa desapercibido y que puede incluso hasta requerir un doble visionado del film. Explicaciones para inteligentes, fruslerías avanzadas para amantes del canon intelectual.

Y aún así hay crítica. La amenaza está ahí, fuera de plano, o en el primer plano de un hombre que mira el infinito maquinando, en silencio.

Con Paul Thomas Anderson, vence el progreso, a pesar de que se intuye que lo hace desde la discrepancia del autor. Vence porque la solvencia técnica, no se encuentra como oposición la mirada trascendente, la de Bresson, la mirada católica de Scorsese en su película más libre y finalmente su obra maestra, ¨Taxi Driver¨.

Incluso, en otro postmoderno como Tarantino, lo esencial, surge con trabajadores que charlan de sus cosas durante su horario laboral, a pesar de que sean asesinos a sueldo que van a recoger un maletín de su jefe, o hablan de Madonna antes de un atraco. Hay humanidad ahí.

Para Paul Thomas Anderson, nada es nada, zascandilea apoyándose en la moda narrativa de su tiempo. Y Kubrick, por ejemplo, desde una familia de religión judía, puede aguantarlo. Su cine no enaltece, pero él puede soportarlo, vive cómodo. Paul Thomas Anderson, sospecha, busca, pero no encuentra una dialéctica potente, pues no tiene la otra parte del discurso para oponerla.
Travisloock
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