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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
5
Thriller. Acción Ángel (Édgar Ramírez) y su hija son raptados por un poderoso hombre llamado Léder (Ricardo Vélez), quien en el pasado habría sido víctima de un grupo de secuestradores del que formaba parte Ángel. Durante el secuestro Léder perdió la movilidad de sus piernas. Ahora varios años después, en silla de ruedas, y acompañado de su hermana Oceane (Carolina Gómez), Léder está dispuesto a todo con tal de lograr venganza contra quienes destruyeron ... [+]
24 de marzo de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando localizamos el cine colombiano localizamos las inquietudes comunes dentro de un país devorado por su propia mafia política. Imposible imaginarnos al país cafetero despojado de su inestabilidad social/cultural. Saluda...es un nuevo reflejo que tiene como foco no tanto salir a ventilar verdades (sería una más entonces), sino el ventilarlas como una expresión contundente y seca, completamente alejada de manierismos.

Y no lo termina de conseguir, porque para establecer un retrato fiel de una realidad así hay que prescindir de cierto estilismo que justamente en esta peli cobra un papel central. Comenzamos con un golpe duro a la vista: una fotografía seca y apagada que pretende, con éxito, darle a la violencia explícita un rol que se ajusta convenientemente a la noción de lo que uno espera como "acciones posibles". La peli se desarrolla sin pudores ni depuraciones, todo un logro. Pero....

Pero sutilmente todo va deformándose en pro de estereotipos comunes: lo que antes era sucio y verídico cobra una apariencia épica y heroica. El máximo exponente de este cambio es la banda sonora; antes enfocada en estridencias efectistas y luego apegada cada vez más a melodías cuasi grandilocuentes. Cerca del desenlace la transformación es patente. El prota varía en su imagen porque los planos ya no son los mismos: antes lo seguían con una apatía durísima y de pronto se alzan primeros planos que lo cuadran de mártir sin redención.

El desenlace cobra fuerza porque vuelve a sus raíces de verosimilitud, pero no tapa que la obra fue y volvió. Amagó con el espectáculo y no se dejó seducir del todo, pero tampoco logró disimular sus regodeos de espectáculo visual.

Una patente marcada: lo comercial no siempre se identifica con lo real. Y mucho menos cuando pretende generar empatía enardeciendo lo que no debe enardecer. Ya sea por respeto o por discresión.
Juan Rúas
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