Imposible lograr sacar a esta peli del contexto socio histórico que la enmarca. "Nos están mátando" y femicidios por doquier para clavar la flecha ideológica correspondiente. Pero, como que hay un problema. En primer lugar todo es muy concreto; lo que se intenta sugerir tiene esa típica limitación del cine: por más que le des vueltas y vueltas a la simbología del asunto, si armaste una peli con bicho vas a tener que mostrar el bicho en primer plano.

Este tipo de propuestas terminan con la dentadura por el piso ni bien intentar armonizar lo que se muestra junto con lo que se sugiere. El armado de un guión prolijo deviene en un trabajo de relojería: si se te desajusta una tuerca, el reloj atrasa o adelanta. En este caso, los símbolos (principalmente desarrollados en plan discursivo) rebotan de manera caótica, obligando al espectador a construir significados. Será que la peli falla al construirlos ella misma.

Tenemos un grupo de policías errantes. Autopsias que delatan la presencia de una criatura extraña. Ellos, como si no conocieran su profesión, le dan para adelante (son meras imaginaciones de un loco, parece). El origen de esta criatura, que lo arme el espectador: ¿es una creación de las psiques perversas? Cuando se calza a la fuerza la interpretación dentro de la boca del monstruo damos cuenta que algo no supo ser bien desarrollado.

La eterna trampa de osos del arte "que sugiere": sugiere en el aire. La interpretación y toda su cadena inevitable de significados varios, metidas "como vengan" en un bicho que no pedía tanto.