De tonos lúgubres, secos; de un ritmo al trote siempre bien calculado y de un intimismo que sabe más a policial de turno que a peli centrada en los afectos, Kandidaten emerge como una nueva entrega del cine nórdico que ha sabido ofrecer obras maestras a lo largo de la historia, pero que se ha estancado demasiado en la copia de ciertas fórmulas.

La estructura de la peli de Barfoed encuentra su marca en el thriller más cotidiano con tintes que se anuncian pero que jamás caen en trampas psicológicas. Por otro lado, tenemos a un protagonista con el que corremos, miramos hacia atrás, desconfiamos y volvemos a desconfiar. La peli actúa muy bien desde la creación de la empatía pero olvida que puso mucha carne en el asador, carne propia de los policiales, con pistas y cabos sueltos a cerrar. Aquí es donde las cosas se desmoronan, porque el prota es abogado pero maneja las armas mejor que Banderas en la Balada del Pistolero. La historia del padre, su muerte y los asuntos burocráticos aparecen como un pasado activo que constantemente se retoma con flash backs, pero el espectador no tuvo una sucesión cronológica de esos hechos, entonces todo se ve como a demasiada distancia. Los muertos reviven, o los vivos se mueren y después renacen trás la decimo cuarta vuelta de tuerca, y así no hay paciencia que aguante.

Bien recibida a nivel general, Kandidaten parece un tanque disimulado, pero no está disimulado, ni siquiera es tanque y es que al margen de que la pueda recomendar no por eso me voy a privar de decirles que lo hagan con serias reservas .