Al principio te ves venir una, otra, peli boba del montón. Sobre todo porque el cine que incluye marihuana o genera un retrato nefasto, o construye un mensaje complaciente, o se decide lisa y llanamente por hacer una comedia estúpida de tíos volados. El tema es que de pronto están Hansel y Gretel, una bruja que hace magia y de paso vende hierba y un entorno de narcos y zombies.

Pues la mezcla es rarísima y la peli, oh sorpresa, toma distancia de lo pavote. Desde luego, el humor se acerca más al efectismo simplón que a la verdadera pieza de relojería, pero lo importante es que en pocos momentos sentimos que estamos ante una reverenda basura. Sorprende el hecho de unir tan bien los cabos en torno a las acciones de los personajes: todo gira alrededor de la casa de la anciana-bruja-vende-hierba- y la forma en que todos caen allí como embudo nunca suena caprichosa. Hay un buen manejo de los datos, nada es porque sí.

Pero...pero en el desenlace la peli vuelve a ese sendero del que nunca salió realmente. Cuando las papas queman, la dirección opta por salidas fáciles, de humor barato. Las reacciones de los personajes se asemejan a las de las pelis de terror estilo slasher en donde todos deben morir por idiotas. En fin, que hubo una idea desarrollada con buen cálculo hasta que, al tomar velocidad, perdió sentido, inteligencia.

Quedará como una peli de trámite y combinaciones curiosas. No mucho más.