Si, definitivamente su presupuesto no le permite despegar bien alto, por lo que Alguien... se muestra como una rica y más que decente obra pero, eso sí, dentro de un envase quizás demasiado chico. Sin embargo, cuando detrás de los hilos maestros se encuentra un director como Carpenter, entonces vale la pena guardar esperanzas como para ver...algo más. Esta obra posee ese plus.

En principio, un detalle que no se puede omitir: Lauren Hutton representa una de cal y una de arena. El personaje que arma es lo suficientemente fuerte como para llamar la atención del espectador. Por Dios, si esa mujer parecía estar de vuelta en todo, y no exagero, es que son tantas sus actitudes de autosuficiencia que esta mujer brilla con una luz propia. Luz que se apaga a la hora de adentrarse más en actitudes dramáticas, puesto que la estridencia de la actriz es interesante, pero muy hermética a la hora de plegarse a otros registros.
En Alguien... se nos presenta un edificio en plano cenital, sus pisos son innumerables y esa sensación de incertidumbre no tarda nada en captar al espectador. De pronto todos somos observadores, la amenaza se convierte en un juego morboso del que nadie se salva de jugar, y es que aquí se encuentra la clave de la peli: voyeurismo activo, al grado de mezclar las verdaderas responsabilidades de cada cual a la hora de repartir culpas. Si en realidad todos disfrutamos de ver esto, es nuestra cuota de morbo. Ni hablar del morbo de la prota, que descubre lo que le ofrece un telescopio y los roles se dan vuelta como una tortilla.
Existen elementos que chirrían: uno de ellos es la reticencia de la policía a investigar. El acoso sexual ya existía en el 78', y no se requerían amenazas para deber resguardar al acosado/a. Por otro lado, con la cantidad de llamadas que la prota recibió, ¿Por qué no grabarlas para presentarlas a la policía y asi contar con evidencias? Una más en spoiler.

Por último, Alguien... es un thriller psicológico, sin dudas, una peli de intriga, pero bastante más rica que otras entregas similares. Lo rico de todo esto es el devenir de la trama por parte de una protagonista que no se sitúa jamás como mero "objeto a observar", sino que su papel activo le permite al argumento dar vueltas no tan obvias.