Para el género zombie: o te afilias a la maquinaria de crear fetas de fiambre(delgadas y todas iguales) o te vuelves un semi artesano con tintes épicos. Es que la cosa ya está recontra oxidada. Tomando como pista de vuelo una novela, creo que McCarthy dio cuenta de pequeños giros genéricos que pueden refrescar al cadáver.

En sus primeros diez o quince minutos, no parece una cinta de zombies. Si no sabías de que iba la peli te hace un amago monumental. Te planta una amenaza, todavía, sin rostro claro. Los niños son un peligro, sí, pero podían serlo en cualquier dirección.

Al conocer el entorno y el afuera ya la situación cobra forma; pero la peli .busca sentar raíces en la construcción de escenarios sólidos. Lugares salvajes, bien definidos por la cámara. Los personajes se mueven a través de un micro universo consistente y compacto. Los diálogos persiguen la misma tónica: son concisos, de tono práctico. Es una obra que explota con solvencia los recursos que presenta.

Quiere volverse, digamos, científica, no basta con presentar un virus. Éste debe ser dinámico, definido y en constante evolución. Pero empieza a tocar "de oído" y cae en lagunas de rigurosidad técnica. La presentación del fenómeno demuestra fallas teóricas. Melanie, de pronto y parece una picardía, se vuelve displicente.

El desenlace sigue el mismo patrón: rompe esa ilusión coherente que tanto se esmeró en construir. Ya los personajes pierden su motor lógico porque el guión se metió en un bache innecesario. Los minutos finales son corrosivamente inconsistentes.

Tanto si se quiere exponer la existencia de un virus como si se pretende desarrollar una relación empática entre "profesora" y "alumna" el final debe, sí o sí, juntar ambos discursos de manera verosímil. Tremenda pega: porque el final, directamente, no te lo crees. (spoiler)