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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
8
Intriga. Thriller. Drama Después de varios meses de internamiento en una clínica psiquiátrica, a raíz de un violento e inesperado brote psicótico, los médicos dan de alta a Luis. Beatriz, su mujer, experimenta sentimientos contrapuestos: por un lado, la alegría de recuperar a quien ha sido su pareja durante 25 años, la persona con la que ha compartido tantos proyectos; pero, por otro, la inquietud que le produce no saber si seguirá siendo el mismo de antes o ... [+]
16 de agosto de 2011
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, un aplauso para Sorín por haberse lanzado a un género con muy poca cabida en la Argentina. El gato desaparece es un thriller con sello de nuestro país, lo cual lo hace perceptiblemente distinto al thriller norteamericano, normalmente más avocado a una unión final de pistas y datos aparentemente sueltos. Esa estructura policial aquí no se da, se apela más al guión psicológico con ciertos dotes de fantasía onírica.

Partiendo de actuaciones descomunales, El gato desaparece juega con los puntos de vista de Luis y Beatriz: los protas de una historia en la que algo nunca "anda bien". Donatello lo había percibido y si aguzáramos la vista/mirada descubriríamos que en realidad esa tendencia por el casi imperceptible desequilibrio ya se encontraba presente en los primeros minutos de avanzada la cinta.
La atmósfera se mantiene todo el tiempo suspendida, como a la espera de algo que no llega y que duele interiormente que no llegue, puesto que la tensión es de esas tensiones incómodas, del tipo intuitivas. Se maneja una forma del misterio muy sutil, en la cual no importa tanto lo que sucederá a continuación, porque sucederá y es palpable, sino cómo se dará el suceso: que fuerzas habrán de ponerse en juego para reordenar las piezas descalabradas.
El guión cuenta con toques de humor negro como el celular y la risa o los libros apilados a las cuatro de la mañana que le sirven para descontracturar la tensión in crescendo e hipnótica que va tejiendo Sorín.

El final...uno no se lo espera, es cierto, pero me ha dejado la sensación de un globo desinflado: ganó en sorpresa pero no en fuerza, y no cerró todos los cabos como parecería que lo haría. Pero, volviendo al inicio, no es un thriller de índole policial, algo para agradecer.
Juan Rúas
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