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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
5
Fantástico. Aventuras. Acción Finales del siglo XVI, principios del XVII. Cuento épico (basado en un personaje del creador de Conan) cuyo protagonista es un soldado que vive atormentado por sus actos del pasado y que busca la redención luchando contra un siniestro poder que amenaza su reino. Solomon Kane es un guerrero puritano cuya única meta en la vida es terminar con la maldad en todas sus formas. Sus aventuras lo llevan desde los oscuros submundos de las ... [+]
18 de diciembre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Necesitamos héroes, espadas y acción por la acción, Solomon Kane es evidencia de ello y los múltiples baches conceptuales representan apenas un montoncillo de "peros" diminutos ante semejante y básica demanda.

El Bien y el Mal, el concepto de ambos importa poco...o mucho, dependiendo desde donde se mire a esta peli. Del Bien sólo sabemos que es un valor fuera de toda regla, emitido por Dios cual axioma necesario para que los hombres se ganen el cielo. La obra no especifica que es aquello que se necesita para ganarse el cielo, en ese aspecto ni siquiera suple las reglas ultra básicas, rayanas en lo ambiguo, de la Santa Iglesia, aunque cabe suponer que si no robas, ni matas ni deseas a la mujer de tu prójimo entonces el mundo del cielo también te esperará en el universo de Solomon.
Sino, que alguien intente interpretar a Kane: héroe que de tanto dedicar su vida al mal de pronto decide redimirse...con actitud pasiva. Como si ganarse el cielo dependiera de no matar a un par de bandidos que te están llenando la cara de golpes, o que piensan matarte. No violencia, estoicismo puro y duro. Vaya concepto del Bien. Ojo, no es que sea un error, pero la peli deja en evidencia que se mueve sobre valores que desconoce, y no le importa.
Desde luego, surge la premisa que le da un sentido al accionar del héroe, salvar a la hija de fulano: una peripecia argumental que, más que aclarar cualquier concepto sólo justifica que el espectador siga disfrutando de la matanza.

El Mal es exactamente igual, pero decididamente más atractivo: sobre el Mal trata la peli. Hay dedicación estética para el mismo: gotic/dark con tufillo épico, más por la voz en off que por el espíritu de la obra en cuestión. "Vender el alma al diablo", "tomar por el camino fácil" y bla bla.

Sobre estas bases de cartón pintado, Solomon Kane se mueve, rápido, ágil, con la vena en el cuello. Entretenido, hasta que uno se detiene en todo lo que lo rodea y da cuenta del disparate.
Juan Rúas
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