Muchos elementos, principalmente los fantásticos, se van dejando de lado cual meros adornos extravagantes para condimentar la serie. Que si la prota se hace invisible, chips de control mental, metamorfosis varias. Se utilizan como mini deus ex machinas que le ayudan al guión. No mucho más.

Resulta más grave como de pronto los enemigos principales son desplazados de la trama como decorado. El ex agente de la CIA que contrata a la protagonista tiene una suerte similar. Los flash backs dan entidad a la verdadera enemiga: la mentora de la prota y la sub trama de la hija apunta a una búsqueda de continuidad entre dos personajes (madre e hija) que no interactuaron durante toda la serie. Salvo por menudencias.

No hay un cambio de prioridad gradual en la trama. Literalmente, todo lo que antes importaba deja de hacerlo, sin conectar armónicamente personajes que se solapan según conveniencia o capricho. Todo degenera, de golpe, en un mutante donde la figura de autoridad debe encarnar sí o sí a una madre simbólica.

Como que comenzaba apuntando para un lado, pero poco a poco todos los caminos conducen a Netflix.

Vale preguntarse si algunas series o pelis de esta plataforma tenían esa introducción, nudo y desenlace desde el guión. Si no fueron cambiadas a la fuerza, durante la marcha, para que la misma plataforma las acepte en su cartilla.