La leyenda dice que el ave Fenix resucita de sus propias cenizas. El ciclo interminable de la vida y la muerte. En este caso el ave es reemplazada por la mosca, que puede hundirse y ahogarse en el agua pero la ceniza la devolverá a la vida. La mosca... toma una metáfora simple y la aplica, de forma bella y un tanto arbitraria, sobre la vida de dos jóvenes engañadas, como en la mayor parte de los casos, en una red menor de trata de blancas.

Digo menor porque los involucrados se cuentan con los dedos de las manos y los sistemas de control son tan precarios como la organización misma. De todas maneras la peli no hace foco en la estructura de estos sistemas aberrantes, desplaza la atención sobre la mirada de una de las protas, el "tío Cosa", y su forma de adaptación al nuevo medio hostil que la rodea. El papel de la hermana se focaliza en la resistencia pasiva, y realmente no tiene otra función en la trama que concientizar a su otra hermana al respecto del infierno en la que están metidas. Dentro de un montaje seco, con abundancia en planos cerrados de colores apagados, a veces saturados, Gabriela David le escapa al amarillismo y construye una historia de denuncia sin profundizar dentro de las piezas que ella misma pone en juego. Esto no implica que la peli no sea más que digna, pero si demasiado contenida y limitada a la hora de situarnos en contexto.

El mundo del afuera es el mundo del "no te metas", y lejos de ignorar lo que sucede la gente ingresa en un campo de resistida complicidad (el camarero y su "buen obrar"), algo que se impregna tanto en el peatón ocasional como en el cliente de turno, ese que sale de aquel lupanar como quien abandona un mal hábito solo por negarlo. La mosca en la ceniza deriva así en una alegoría a medias sobre la resistencia y en un grito medido sobre nuestra libertad intrínseca a elegir y que nadie elija por nosotros. Pero se queda ahí nomás, no demoniza lo que expone, no lo sobrecarga. Apenas actua como un testimonio pequeño de una verdad en la que debemos detenernos. El resto corre por cuenta del espectador.