The Endless es una de esas pelis cuya mayor prioridad no pasa por poner una historia al servicio de un presupuesto, sino un presupuesto al servicio de la historia. Resalta mucho aquello que está contando y subordina el cómo y el con qué. Es singular el uso de los efectos especiales, cuasi artesanal, lo que me invita a la sospecha: The Endless fue hecha por y para un nicho de espectadores. Una peli nacida para buscar el culto.

¿Funciona lo que cuenta? Veamos.

Valiéndose de la "información a medias", The Endless juega a la incertidumbre del diálogo nunca cerrado. Cada personaje hace su aparición, cuenta lo suyo y deja luego un signo de pregunta con carteles de neón, hiper luminosos y bien visibles. Resulta un método efectivo, pero un tanto evidente al repetirse como patrón instalado.
Pinceladas de efectos aquí y allá, ralentizaciones de cámaras oportunas. Es una obra de atmósfera lograda.

Una vez que ha sembrado la incertidumbre va revelando sus cartas de a poco, con notorio espíritu sugestivo. El espectador finalmente logra correr el velo del misterio y...aquí la cosa patina un poco. Porque el suspenso ya se había logrado con creces desde los primeros minutos, pero a la hora de calentar los motores, de tensar la cuerda...en fin, de construir el climax (ese instante en el que el espectador se agarra casi sin darse cuenta de lo que tiene a mano para sujetarse), pues ahí no llega.

No marca su tono lo suficientemente alto, falla a la hora de plasmar tensión dramática. El suspenso no logra quebrar su propio límite y la peli vuelve, paulatinamente, a su estado inicial. Faltó riesgo, una buena sopapeada. Que joder, estábamos ante un estancamiento cósmico.