Obviando su condición de telefilm, si Malas compañías ha trascendido su humilde formato es por algo, si ha salido con la posibilidad de bajárnosla es por algo. A ver: comienza con pésimos augurios, esa manía de ponerle música cursi de fondo a todo, su evidente inocencia, casi ingenuidad a la hora de retratar las situaciones hacían presagiar lo peor. Y sin embargo...

...a medida que la peli avanza va ganando en concepto e interés. La autoridad, es lo que se revuelve detrás de Malas compañías, una película donde se desnudan las relaciones humanas patológicamente verticales en donde los poderes paternos/maternos se bajan a los hijos (al principio) con matices indirectamente perversos. No obstante, la obra no logra eludir su propia obviedad: todo debe ser explicado, y de la manera más peddagógica, ingenua e inocente posible. Las actuaciones van a acordes a esa ingenuidad, no hay lugar para sutilezas ni sugerencias.

La actitud pasiva/estoica de Elizabeth, en contraposición con el determinismo de kelly, sí resulta interesante, transformándose sin darse cuenta en una potencial victimaria en vez de verse como una víctima concreta de los abusos.

Peli de entremesa para tomar con pinzas, pero de seguro bastante más meritoria que tantas otras de su misma naturaleza.