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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
6
Comedia Rino Hanssen es un virginal y agorafóbico pornoadicto que todavía vive con su padre a sus 30 años. Su único amigo es un odioso y asmático perdedor llamado Filip (Kyrre Hellum). Las circunstancias van a cambiar bastante cuando el padre de Rino opta por alquilar una de las habitaciones de su apartamento a una hermosa joven libre de espíritu llamada Malin. Tan libre de espíritu que ella encuentra sentido a la vida a través de relaciones ... [+]
5 de noviembre de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como observar a Rino es, en última instancia, lo que propone Fatso. Película de corte intimista, con salpicaduras de comic y cierto sadismo encubierto, lo cierto es que Rino padece mucho más de lo que realmente se muestra en pantalla.

Uno de los primeros rasgos que caracterizan a esta película es su sincero, brutal testimonio de un sujeto gordo, pudoroso y "cochino", si cabe el término. Porque parecería que el taboo de él no es el taboo del público: vemos saltar la leche hasta impregnarlo todo, vemos su humillación, su perfil de perdedor nato, vemos sus fobias a flor de piel, pero difícilmente de un modo empático. Porque la mirada que se establece desde la cámara, más que distante se sitúa desde el punto de vista de los demás: como lo ven los demás, o bien como se ve el mismo prota interiormente. Lo curioso es el nivel de autohumillación que la peli se concede, por momentos diría que se va de mambo, se vuelve literalmente perversa.

Un tipo de perversión que no ahorra en linealidades ni mensajes llanos, los tonos son barrocos y afectados. La cámara se sitúa, quizás lo más interesante, generando profundidad de campo y planos generales que sólo confirman que pequeño se siente él ante el mundo. Todo le queda demasiado grande y cuando intenta ponerse a la altura el nivel de frustración trasciende los límites, digamos, más esperables. Toda su vida se reduce a atravesar arcos, arcos inmensos que no sé hasta que punto pueden aludir a los coños siempre tan deseados y temidos o bien un tremendo útero materno que él nunca llegar a traspasar del todo.

Y la vida allá afuera no es gris, ni negra, a pesar de lo que podamos presenciar. No, es verde, fértil, plena de gracia. La peli muestra su rasgo más negro pero lo confronta con el otro aspecto, más sano y reconciliador. Ese aspecto que por fin logra disipar un poco la incomodidad que produce ver a Rino en las situaciones que se le presentan para, así, de una vez por todas, encontrar ese tono más humano y dignificador que a la peli tanto le costó mostrar.
Juan Rúas
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