Parece pasar desapercibida esta pequeña y honrada gran serie, de factura impecable, que combina magistralmente ficción y realidad. Mucho más ambiciosa de lo que aparenta, retrata con menos medios pero más talento que otras producciones una época en la que los asesinatos, los secuestros, la delincuencia, la droga, formaban parte del paisaje de la vida cotidiana. Las tramas avanzan sin altibajos ni estridencias con la mezcla de ficción, con un reparto equilibrado y eficaz, y las imágenes reales, que remueven la memoria de los que vivimos aquélla época. Acertadísima la inclusión de los testimonios de los protagonistas de las historias, tanto policías como víctimas, que aportan un testimonio melancólico y distanciado. En los banquillos, los juzgados y las cárceles de aquélla época , como diría el maestro Martí Gómez, había sobre todo pobreza, ignorancia y marginación. La serie lo refleja perfectamente, el trabajo cotidiano de un grupo de policías que rara vez desenfundan, y unos delincuentes a los que no se juzga. Perfectamente ambientada, No se la pierdan