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España España · barcelona
Voto de avanti:
8
Comedia Un brillante estafador intenta hacerse, mediante un programa informático, con una gran suma de dinero de una multinacional para poder marcharse con su novia a Río de Janeiro. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hot millions (Un cerebro millonario) dirigida por Eric Till en 1968, un realizador que reparte su trabajo entre el cine la televisión por diferentes países, le aportan reconocimientos (sobre todo en Canadá) por sus logros artísticos en ambos medios. Si consideramos exclusivamente su realización cinematográfica, entre las cuales Hot Millions donde la estafa se convierte en el argumento central en manos de un cerebro (no precisamente cibernético) sorprendentemente astuto, obtenemos una muy interesante comedia reflejada en el guión escrito por Ira Wallasch y el propio Peter Ustinov, con música de Laurie Johnson y fotografía de Kenneth Higgins.

En este entretenido metraje, además de conocer los devaneos de Marcus Pendleton o Caesar Smith (Peter Ustinov) según las circunstancias, y Patty Tewilliger Smith (Maggie Smith), asistimos a la sorprendente y progresiva dependencia de la informática que en la década de los 60 ya daba algún que otro susto a sus usuarios, entre los cuales nuestro protagonista quien tras unas vacaciones forzosas, cree que, en vista de las posibilidades laborales de la época, le atrae profundamente la programación en ordenadores con la vista puesta en el futuro, no sucediendo exactamente lo mismo con la tenaz señorita Smith. Dos caminos distintos que la casualidad hará que se conozcan.

Tras unos arreglos en los intercambios de intereses mutuos entre Marcus Pendleton y el excéntrico entomólogo Caesar Smith (Robert Morley), la acción se centra en el exquisito sigilo con el que Marcus se introduce en una gran empresa como programador después de haberse despejado las dudas que sobre él tenían su futuro jefe Carlton J. Klemper (Karl Malden) y su subordinado Willard C. Gnatpole (Bob Newhart).

Dada la confesada melomanía de Marcus, no duda en referenciar para su personal negocio a compositores egregios de la gran música despertando la sorpresa primero y el asombro después del propio Carlton y la ayuda del fiel Willard, situación que genera discretamente una serie de acontecimientos con la inestimable colaboración Patty Tewilliger Smith.

El metraje, salpicado de pequeños gags, transmite la picaresca del fullero con aspecto amable de quien nadie sospecha aprovechando su condición para introducirse en los ambientes necesarios en los que llevar a cabo su plan final; se trata pues de un guión sin malicia basado en la argucia algo recriminable en el mensaje graciosamente ofrecido por Marcus, Patty, Caesar, y Carlton, un cuarteto inolvidable para una historia revisable en la actualidad digna de un remake.
avanti
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