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España España · barcelona
Voto de avanti:
6
Intriga. Comedia Una ejecutiva de TV, ganadora del Emmy, asesina a su amante que era también su jefe. Episodio Nº42 de Colombo. Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie propiamente dicha. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de una serie tradicional (episodios semanales, de duración regular, con cast, dirección y equipo de producción ... [+]
23 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Make me a perfect murder (Hazme un asesinato perfecto) (1978), dirigido por James Frawley es el tercer telefilm de la séptima temporada y cuarenta y tres de la serie. Un plano general de seguimiento junto a primeros planos intercalados nos muestra el irregular arranque del telefilm completado con algún plano detalle, una secuencia inicial con poco o nulo sentido argumental si no es otro que el de contrariar los tradicionales comienzos en la serie. Toda la parafernalia de la secuencia inicial no tiene otra aparente intención que la de presentar a nuestro querido Colombo entre situaciones rayano lo cómico y algún incidente menor, nada excepcional.

Después de la gratuita traca inicial, el realizador nos lleva hasta los entresijos en las historias de poder y ascensos en la cadena CNC entre sus responsables creativos y de dirección. Es el caso de una de sus responsables, un deseo largo tiempo anhelado apoyándose en su socio. Por otro lado y desde su posición, Frank Flanagan (Patrick O’Neal), directivo de la cadena nos proporciona en plano medio y algún primer plano intercalado, los elementos necesarios que dan pie a la sorpresa envuelta en forma de inesperada buena noticia para uno y dura realidad para otra, dotando así a la trama los elementos necesarios que desencadenarán los inesperados desencuentros entre Kay Freestone (Trish Van Devere) y Mark McAndrews (Laurence Luckinbill.

Las cosas no siempre salen como se desean, presentándose la realidad ante la ambiciosa y desencantada Kay, a la que solo le cabe una respuesta, cuyo resultado hará entrar en acción al teniente Colombo (Peter Falk) quien en el esquivo juego de los despistes entre las dos partes, acapara los hechos y sus iniciales pruebas que darán pie a conocer las interioridades de la CNC que, como toda cadena del ramo, se mueve por los porcentajes de las audiencias y sus resultados en cualquier sentido, así, con todo el peso mediático, el esquivo juego de la protagonista por evitar al omnipresente Colombo resulta poco menos que inocuo para las investigaciones de este, tomados en largos plano secuencia a base de pequeños fragmentos a modo de continuidad argumental.

Después de su turbulenta relación con Mark, Kay da por hecho su ascenso en la escala directiva, que le planteará discretamente a Frank Flanagan, convirtiéndose así su deseo en un complicado camino de obstáculos para sus ambiciones, agravándose con la turbulenta relación mantenida junto a la desafortunada actriz Valerie Kirk (Lainie Kazan) en un sobreactuado rol poco convincente, a lo que debemos añadir, en un alarde de sagacidad a la que nos tiene acostumbrados, la exasperante presencia de Colombo en vida ajena, los resultados de una trampa cebo a la principal sospechosa que le hace ver la realidad, tras haber llegado al límite de la simulación, del silencio, de la venganza por haberse sentido apartada en un proyecto de previsible incumplimiento.

Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en cinco ocasiones, otro personaje lo hace en una ocasión. Además, Colombo cita también en una ocasión a un hermano suyo, a un sobrino en dos ocasiones, otro personaje lo cita (al sobrino) en una ocasión y, finalmente, Colombo cita en una ocasión a sus cinco hermanos y una hermana.
avanti
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