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Voto de Gabriel Ufa:
8
10 de septiembre de 2010
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo melodrama, elegantemente concebido y brillantemente ejecutado, fue la primera película que dirigió James Whale en la Universal, entonces casi debutante, antes de convertirse en uno de los nombres fundamentales del cine fantástico. Realizada en 1931, poco tiempo antes de que el destructivo Código Hays entrara en vigor, es, sin duda, muy atrevida en su planteamiento.
El film transcurre en Londres, durante la Primera Guerra Mundial. Se respira un clima bélico. En uno de los constantes bombardeos que asolan a la población, Roy (Kent Douglas), un joven soldado apuesto y de familia acomodada, conoce a Myra (Mae Clark), una chica atractiva que apenas tiene recursos económicos para subsistir y pagar su alquiler. El se enamora de ella y se afana en ayudarla pero ella rechaza su ayuda.
La película transmite una humanidad en sus personajes y una naturalidad poco común. Whale utiliza planos medios muy largos que permiten movilidad a los actores y les da gran espontaneidad en las interpretaciones.
Hay dos momentos tremendamente impactantes, quitando el soberbio final con plano cenital incluído, que tiene a Mae Clark como protagonista. Uno de ellos está basado en la contención y el otro en el exceso. El primero de ellos es cuando se mira al espejo, se agranda el dibujo del lápiz de labios, se ensancha el escote y se perfuma, con un tono interior de profunda resignación. El segundo es un estallido de impotencia, rabia, una crisis de ansiedad en que Mae Clark se vacía como actriz, exponiendo al máximo. Toca la fibra.
Ha envejecido bastante bien, aunque quizá ha sido solapada por la versión dirigida en 1940 por Mervyn LeRoy. Sus 81 minutos pasan volando. La magnífica dirección de actores y la autenticidad en las interpretaciones son loables.
Recomendable a los seguidores del melodrama y el cine de los 30. Seguro que no se arrepentirán.
El film transcurre en Londres, durante la Primera Guerra Mundial. Se respira un clima bélico. En uno de los constantes bombardeos que asolan a la población, Roy (Kent Douglas), un joven soldado apuesto y de familia acomodada, conoce a Myra (Mae Clark), una chica atractiva que apenas tiene recursos económicos para subsistir y pagar su alquiler. El se enamora de ella y se afana en ayudarla pero ella rechaza su ayuda.
La película transmite una humanidad en sus personajes y una naturalidad poco común. Whale utiliza planos medios muy largos que permiten movilidad a los actores y les da gran espontaneidad en las interpretaciones.
Hay dos momentos tremendamente impactantes, quitando el soberbio final con plano cenital incluído, que tiene a Mae Clark como protagonista. Uno de ellos está basado en la contención y el otro en el exceso. El primero de ellos es cuando se mira al espejo, se agranda el dibujo del lápiz de labios, se ensancha el escote y se perfuma, con un tono interior de profunda resignación. El segundo es un estallido de impotencia, rabia, una crisis de ansiedad en que Mae Clark se vacía como actriz, exponiendo al máximo. Toca la fibra.
Ha envejecido bastante bien, aunque quizá ha sido solapada por la versión dirigida en 1940 por Mervyn LeRoy. Sus 81 minutos pasan volando. La magnífica dirección de actores y la autenticidad en las interpretaciones son loables.
Recomendable a los seguidores del melodrama y el cine de los 30. Seguro que no se arrepentirán.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Personalmente me ha encantado. El chico transmite una ingenuidad muy creíble, que va madurando en la etapa final. Pero, claro, estaría mal visto que acabara casándose con una prostituta, de modo que ella es víctima de un cruel bombardeo. Es significativa la frase de la amiga: “Prefiero que me tiren bombas a que me ignoren por completo”.
Por otro lado, no sé si es querer buscarle tres pies al gato, pero el lúgubre piso de Myra, casi podría haber sido el del mismísimo Frankestein, en un alarde de ambientación que define las dificultades y las paupérrimas condiciones de Mae Clark.
Tercera película de Bette Davis, tras “Bad sister” y “Semilla”. Bette Davis interpreta el papel de hermana pequeña de Roy. Entra en escena de espaldas a la cámara y permanece así casi hasta el final, hasta que se levanta para gritarle al padre sordo que Roy quiere traer a casa a su novia. Luego, tiene una frase y desaparece. Aparece sexta en los títulos de crédito y su aparición apenas llega a los dos minutos. Estaba empezando.
Por otro lado, no sé si es querer buscarle tres pies al gato, pero el lúgubre piso de Myra, casi podría haber sido el del mismísimo Frankestein, en un alarde de ambientación que define las dificultades y las paupérrimas condiciones de Mae Clark.
Tercera película de Bette Davis, tras “Bad sister” y “Semilla”. Bette Davis interpreta el papel de hermana pequeña de Roy. Entra en escena de espaldas a la cámara y permanece así casi hasta el final, hasta que se levanta para gritarle al padre sordo que Roy quiere traer a casa a su novia. Luego, tiene una frase y desaparece. Aparece sexta en los títulos de crédito y su aparición apenas llega a los dos minutos. Estaba empezando.