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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
7
Comedia. Romance Años después de salir de la cárcel, un dentista espera a un paciente al que odia porque le ha robado la novia y se imagina que lo asesina. Recuerda que estaba enamorado de la pelirroja del barrio, pero ella le rechazó. Un día vuelven a encontrarse, sin embargo ya no le resulta tan atractiva como antes, y se alegra de estar casado con otra mujer. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2010
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raoul Walsh nos vuelve a deleitar con esta comedia romántica-dramática, difícilmente clasificable, al parecer no estrenada comercialmente en España.
James Cagney es Beef, un dentista cuya consulta ha recibido 2 visitas en 8 meses. Tiene un carácter difícil: es repelente, de malos modales y no duda en retar a una pelea a quien le contradiga, siempre buscando trifulca. Atención a la “cervecilla” que él y su amigo se beben recordando viejos tiempos.
Casualmente recibe una llamada de un paciente llamado Hugo Baxter, al que otros especialistas han rechazado por ser domingo. A pesar de que se niega, en principio, a trabajar en día festivo, al enterarse del nombre de su cliente, acepta inmediatamente. Ahí entra en escena un flash-back que abarca casi toda la película. Sabremos como diversos acontecimientos del pasado han marcado su vida.

La película tiene muchos alicientes, a priori. En primer lugar, el estupendo reparto. El peso de la película recae en el histriónico James Cagney, pero sin dejar de lado a una maravillosa Olivia de Havilland, más bella que nunca, y su amiga Rita Hayworth, evidentemente atractiva y bella, aunque no le sientan tan bien los trajes de época como a la dulce Olivia. El otro secundario es Jack Carson (Hugo), que cumple, aunque no maravilla. Y sin dejar de lado a Alan Hale, el vago padre de Cagney, uno de los más simpáticos secundarios roba-escenas de Hollywood (lo recuerdo ahora en otra película, también con Olivia, “Dodge City”, en una de las mejores peleas filmadas en un saloon).

En segundo lugar, está la mano de Walsh. La historia tiene tintes tragicómicos. Los avatares de Cagney, aun adornados con humor, son bastante tristes. Pero me ha sorprendido, sobre todo, los momentos cómicos como la extracción del diente al padre o la cena con los espaguetis.
Quizá la ambigüedad de géneros y el desenlace, bastante menos complejo de lo que cabía esperar, junto a una cierta misoginia (me apunta una fémina) son aspectos que privan a “The strawberry girl” de ser una obra redonda.
No falta algún que otro tema musical, el más sorpresivo en plena barbería.

Y tengo que dedicar la última parte de la crítica a mi admirada Olivia de Havilland. Cada nueva película que veo de ella me gusta más. Tantas veces haciendo de patito feo (“La heredera”) o de la otra (“Como ella sola” o “La pelirroja”) y siempre demostrando que no tiene nada que envidiar a nadie, desde papeles secundarios o principales. Capaz de conquistar al tipo más duro sólo con su dulzura.
Sin duda, una de las mejores actrices de todos los tiempos, bella y, al tiempo, la criatura más dulce que imaginarse pueda.
Gabriel Ufa
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