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Documental
Documental que retrata al reconocido coach de autoayuda y orador motivacional, estratega de negocios y exitoso autor estadounidense Tony Robbins. Anualmente, más de 200.000 personas asisten a uno de los programas de Robbins, pero tan sólo una vez al año, 2.500 personas de todo el mundo viajan a Florida para asistir al taller más intensivo e íntimo: su seminario anual, "Date With Destiny". A lo largo de 6 días y 6 noches, Robbins ... [+]
25 de julio de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es duro de ver. El nivel de manipulación y pocos escrúpulos que se tienen para sacar dinero aprovechándose del dolor de la gente es muy desagradable de ver.
Es un gurú más de éstos que utilizan la psicología barata para manipular las emociones de los asistentes a su antojo, creando momentos de euforia colectiva que confunden con curación.
La gente vende hasta los muebles de su casa para poder ir a una de esas charlas. Es un negocio muy lucrativo porque el dolor de la gente no se gasta, y no requiere de costes de producción.
Lo peor de éste "documental" es que no hay análisis. Deja ver quizás algún comentario de algún asistente descontento, o el backstage de cómo se van seleccionando los asistentes con historias vitales desgarradoras y cómo gestionar su interacción y su proceso, que te hace ver que al final es una producción más, que primero se prepara, después se realiza el espectáculo, y por último se analizan los errores para que la siguiente vez salga mejor. Es puro marketing, la recopilación de datos la hacen los empleados de los seminarios, y no se llama recopilar, se llama "compartir".
Lo que necesita esa gente no es un momento de euforia colectivo, por muy emocionante que llegue a ser (puedes ir a un concierto y conseguir lo mismo), mucha de esa gente necesita terapia. Los momentos de euforia no hacen daño, pero tapan la verdadera necesidad de la gente de necesitar ayuda real.
Tony Robbins y otros muchos como él se aprovechan de que el dolor de las personas es sota, caballo y rey: soledad, pérdidas, te han hecho daño, enfermedades... para cada cada dolor tiene su muletilla ¿estás solo? ábrete al amor, ¿has perdido a alguien? necesitas decirle adiós para avanzar y serás feliz ¿te han hecho daño? te has hecho más fuerte, y verás que hay gente que no te hará daño ¿enfermedad? te ha hecho más fuerte también, y además eres un ejemplo para todos. Dirigir la conversación hasta el momento de euforia colectiva también es práctica. Si lo hace cientos de veces al final es rutinario, y además tienes un equipo técnico que te sube la música y las luces para ayudarte con los efectos ambientales.
Cuando se junta el narcisismo con el poder que da el manipular a los demás y añadimos el gusto por el dinero, lo que obtenemos es el negocio de Tony Robbins.
Este negocio y el de otros muchos y muchas sinvergüenzas es un espectáculo frívolo y simplista que utiliza el dolor y el odio que la gente siente hacia sí mismos para sacar dinero, y el documental es tan mediocre que ni una cosa ni otra: ni hace denuncia social ni potencia el espectáculo. Resumiendo, Netflix, para verle a este hombre la cara durante hora y media tenéis que aportarme algo más como producción documental.
Si la gente cambia su vida después de estas charlas, no quiero ni pensar en lo que habrían conseguido con una buena ayuda psicológica.
Es un gurú más de éstos que utilizan la psicología barata para manipular las emociones de los asistentes a su antojo, creando momentos de euforia colectiva que confunden con curación.
La gente vende hasta los muebles de su casa para poder ir a una de esas charlas. Es un negocio muy lucrativo porque el dolor de la gente no se gasta, y no requiere de costes de producción.
Lo peor de éste "documental" es que no hay análisis. Deja ver quizás algún comentario de algún asistente descontento, o el backstage de cómo se van seleccionando los asistentes con historias vitales desgarradoras y cómo gestionar su interacción y su proceso, que te hace ver que al final es una producción más, que primero se prepara, después se realiza el espectáculo, y por último se analizan los errores para que la siguiente vez salga mejor. Es puro marketing, la recopilación de datos la hacen los empleados de los seminarios, y no se llama recopilar, se llama "compartir".
Lo que necesita esa gente no es un momento de euforia colectivo, por muy emocionante que llegue a ser (puedes ir a un concierto y conseguir lo mismo), mucha de esa gente necesita terapia. Los momentos de euforia no hacen daño, pero tapan la verdadera necesidad de la gente de necesitar ayuda real.
Tony Robbins y otros muchos como él se aprovechan de que el dolor de las personas es sota, caballo y rey: soledad, pérdidas, te han hecho daño, enfermedades... para cada cada dolor tiene su muletilla ¿estás solo? ábrete al amor, ¿has perdido a alguien? necesitas decirle adiós para avanzar y serás feliz ¿te han hecho daño? te has hecho más fuerte, y verás que hay gente que no te hará daño ¿enfermedad? te ha hecho más fuerte también, y además eres un ejemplo para todos. Dirigir la conversación hasta el momento de euforia colectiva también es práctica. Si lo hace cientos de veces al final es rutinario, y además tienes un equipo técnico que te sube la música y las luces para ayudarte con los efectos ambientales.
Cuando se junta el narcisismo con el poder que da el manipular a los demás y añadimos el gusto por el dinero, lo que obtenemos es el negocio de Tony Robbins.
Este negocio y el de otros muchos y muchas sinvergüenzas es un espectáculo frívolo y simplista que utiliza el dolor y el odio que la gente siente hacia sí mismos para sacar dinero, y el documental es tan mediocre que ni una cosa ni otra: ni hace denuncia social ni potencia el espectáculo. Resumiendo, Netflix, para verle a este hombre la cara durante hora y media tenéis que aportarme algo más como producción documental.
Si la gente cambia su vida después de estas charlas, no quiero ni pensar en lo que habrían conseguido con una buena ayuda psicológica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La peor parte de ver: la búsqueda de suicidas. Con la excusa de "si al menos ayudamos a uno de ellos..." a ver, no les estás ayudando, lo que pasa es que hacer sonreír a una persona que tiene pensamientos suicidas y presenciar en directo su "sanación" es lo "mejor" que este tipo de espectáculos puede ofrecer. Es de ser miserables buscar personas con pensamientos suicidas como el que planea una estrategia de marketing: vendámosle curación a este perfil demográfico, por su desesperación son buenos consumidores de psicología barata bajo presión de grupo y sus sanaciones son muy llamativas, se venden muy bien, tenemos que tener mínimo uno por espectáculo.
Una muletilla que le gusta: "¿te quieres suicidar? cuántos años tienes ¿21? pues aún te quedan muchos por delante, eres muy joven, imagina lo que puedes cambiar en diez años" con ligeras variaciones de uno a otro. Este es un ejemplo de los buenos consejos que nos regala su iluminación. Así se salva a un suicida, es un héroe.
Especial mención a sus comentarios sobre las masculinidades y las feminidades en relación a las relaciones de pareja que atiende en las charlas y que destruye sin piedad. Todas heterosexuales, claro. Para él un hombre que "habla" es femenino, y una mujer divorciada tenia "energía masculina" y por eso no hizo feliz a su marido. Una joya este hombre.
Para conseguir momentos de euforia colectiva no se necesitan seminarios caros que duren una semana, con ir a un concierto o a ver deportes en directo se consigue lo mismo.
Una muletilla que le gusta: "¿te quieres suicidar? cuántos años tienes ¿21? pues aún te quedan muchos por delante, eres muy joven, imagina lo que puedes cambiar en diez años" con ligeras variaciones de uno a otro. Este es un ejemplo de los buenos consejos que nos regala su iluminación. Así se salva a un suicida, es un héroe.
Especial mención a sus comentarios sobre las masculinidades y las feminidades en relación a las relaciones de pareja que atiende en las charlas y que destruye sin piedad. Todas heterosexuales, claro. Para él un hombre que "habla" es femenino, y una mujer divorciada tenia "energía masculina" y por eso no hizo feliz a su marido. Una joya este hombre.
Para conseguir momentos de euforia colectiva no se necesitan seminarios caros que duren una semana, con ir a un concierto o a ver deportes en directo se consigue lo mismo.