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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
6
Drama Mississippi, años 60. Skeeter (Emma Stone) es una joven sureña que regresa de la universidad decidida a convertirse en escritora. Su llegada altera la vida de la ciudad e incluso la de sus amigos porque se ha propuesto entrevistar a las mujeres negras que se han pasado la vida al servicio de las grandes familias sufriendo todas las formas de discriminación racial. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2011
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La combinación de sonrisas y lágrimas con una música que estimule ambas reacciones siempre ha sido de lo más efectiva. Hay situaciones, forzadas o no, que son infalibles a la hora de estimular la sensibilidad del espectador. Y lo que hace The help (vilmente traducida aquí como Criadas y señoras) es llevarlas al extremo, de carcajadas a llantos, sin demasiados rodeos.

Que acudan a verla emocionados aquellos que se dejan llevar sin complejos por el efectismo y que rehúyan y renieguen de ella los que aborrecen los trucos de magia. Porque la película no se centra en el racismo de la América de los 60 para pasar de puntillas sobre el tema. Un conflicto lo bastante dramático, lo suficientemente injusto, como para no exprimirlo al máximo, sin tapujos, sin sutilezas.

No cabe esperar de Criadas y señoras una denuncia perspicaz al estilo de Paseando a Miss Daisy. La viejecita refunfuñona es una anciana adorable en comparación con las malvadas señoras que nos presenta esta película de extremos opuestos, de blancos y negros sin apenas espacio para la gama de grises. Es un filme que refleja una realidad histórica y documentada pero desde un prisma distorsionado, con demasiado azúcar o demasiada amargura. Sin término medio.

La tendencia a exagerar de Criadas y señoras juega en contra de la verosimilitud. Es evidente que esa etapa racista del país norteamericano existió. Todos hemos visto las imágenes de los asientos para negros en la cola del autobús, testimonio de un pasado no tan lejano. Sin embargo, la película de Tate Taylor, y no sabemos si el libro de Kathryn Stockett en el que está basada también, prefiere recrearse en polarizar dos bandos, en caricaturizar a los personajes a base de clichés. Alcanza cotas de fábula tan elevadas que se olvida por completo del contexto real, seguramente mucho más duro, aunque menos efectista, que el filme.

Las imágenes de una señora prohibiéndole el uso del baño principal a la sirvienta negra y de la sirvienta negra devolviéndole el golpe en forma de tarta escatológica no están al servicio de la causa negra o de los derechos por la igualdad. Son escenas que no se han diseñado para sacar los colores a una sociedad cómplice del racismo sino para garantizar una dosis notable de risas y llantos. Una vez asumida la función de Criadas y señoras, potenciar los lagrimales del personal, la opción más recomendable es dejarse llevar por su estratagema y reír y llorar bien a gusto. La otra opción es quedarse en casa.
polvidal
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