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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
6
Romance. Drama David Kepesh (Ben Kingsley), un carismático profesor, está orgulloso de seducir a alumnas deseosas de probar experiencias nuevas, pero sin ningún compromiso. Pero, cuando la hermosa Consuelo Castillo (Cruz) entra en su clase, sus precauciones se esfuman. Esa belleza morena consigue, al mismo tiempo, cautivarlo y desconcertarlo. Consuelo es para él algo más que un objeto de deseo. Su fuerte personalidad y su carácter apasionado ... [+]
23 de abril de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo hay en la historia que nos cuenta Coixet en su última película que atrapa. No sé si el morbo de una relación entre hombre maduro y jovencita o si el juego dialéctico del protagonista consigo mismo o por el mero hecho de ver en pantalla un romance protagonizado por Penélope Cruz y Ben Kingsley. El caso es que Elegy despierta algunas de las sensaciones con las que tarde o temprano deberemos convivir, los miedos frecuentes del ser humano.

El paso del tiempo es sin duda el más aterrador. Todas las acciones y reacciones del profesor Kepesh se mueven en torno a ese reloj biológico que le recuerda constantemente que los años pasan y que con ellos marchan también las oportunidades. En su lucha contra la edad a veces sale ganador, logrando por ejemplo que su capricho en forma de joven estudiante termine arrojándose a sus brazos. Pero en tantas otras ocasiones son los años los que terminan venciéndole y frenando lo que de joven de bien seguro hubiera derivado a final feliz.

El argumento de esta extraña historia de amor puede que resulte más satisfactorio desde las páginas de un libro que en forma de filme intimista. Las reflexiones que va vertiendo el protagonista sobre la vejez y su relación con Consuela seguramente sean más reveladoras en la novela El animal moribundo, de Philip Roth, en la que se basa la película. Sin embargo, los de la productora independiente Lakeshore parecían muy interesados en llevarla al cine y por el camino se encontraron a una Isabel Coixet entregada que gustosa aceptó el reto.

Se nota que la directora catalana ha renunciado a gran parte de su creatividad con este encargo. Por primera vez se ha enfrentado a la adaptación de una exitosa novela y, aunque asegura que los productores le dieron carta blanca, finalmente ha pesado la fidelidad al autor original. El guión no le ha permitido jugar con los silencios ni con las miradas ni con las músicas como Coixet solía hacer con todas sus obras. Sin embargo, ha sabido hacer suyos esos miedos que refleja la novela original y que tanto la inquietan, como la enfermedad, la soledad o la muerte, y les ha proporcionado entidad.

Un experimentado Ben Kingsley y una Patricia Clarkson que se come a Penélope Cruz con patatas –nuestra actriz demuestra una vez más que el inglés no es su lenguaje más creativo- son el fiel reflejo de cómo influye el paso del tiempo sobre nosotros y de hasta qué punto el amor finalmente sí tiene fronteras.
polvidal
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