Nunca había oído hablar del libro, por lo que la historia me pareció genial. ¿Una ciudad subterránea, iluminada por lámparas? Al instante se me ocurren decenas de maneras de aprovechar esa idea.
Al contrario que a la mayoría, la película no se me ha hecho eterna, sino que a mi parecer todo sucede muy rápido; ocurre únicamente lo que hace avanzar la acción, ciñéndose estrictamente a un guión decidido a tirar "p'alante" corre que te corre hasta el final. Tanto es así que el montaje raya lo incomprensible por momentos: ciertos detalles pasan demasiado rápido como para darse uno cuenta.
La película da la impresión de haber ido a durar el doble, ya que algunas escenas sugieren un sufridísimo ejercicio de resumen. Esto hace que no haya manera de profundizar en ningún personaje ni en el porqué de nada: los personajes tienen cada uno sus veinte segundos de gloria, y uno termina sin siquiera conocer a sus protagonistas, y muchas de las subtramas de la historia, que podrían dar lugar a películas enteras, aparecen descaradamente in medias res.
En favor del film (o no) diré que el guión es una enciclopédica colección de clichés cinematográficos. Además, el par de momentos de acción/aventura son tratados con tan poco arte que se quedan chiquiticos y sonrojados al lado de un videojuego de Harry Potter.
Que no, que así no se hacen las películas. O se cuentan las cosas o no se cuentan, pero esta película ofrece un picoteo de subtramas alrededor de un paella con la mitad de los ingredientes. Y todo el mundo sabe que a una paella a la que se le quitan los langostinos, los calamares y el guión, poco le queda aparte del arroz. Y aún menos cuando el ingrediente de base tenía buena pinta.