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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Borsalino:
8
Aventuras. Intriga. Cine negro Después de licenciarse, tres soldados deciden quedarse un tiempo en Oriente antes de regresar a los Estados Unidos. Los tres son pilotos y quieren empezar a disfrutar del tiempo perdido en combate. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la figura de Alan Ladd como héroe de aventuras ocupa un lugar de preferencia en la educación sentimental de varias generaciones, en el anecdotario del cine triunfan sus personajes del ciclo negro. El cuervo (This Gun for Hire, 1942), de Frank Tuttle, marcó el arranque estelar de su carrera y el inicio de su venturosa asociación con Veronica Lake que, en el ámbito específico del cine negro, se prolongaría en otras dos obras maestras: La llave de cristal (The Glass Key, 1943), de Stuart Heisler y La dalia azul (The Blue Dahlia, 1946), de George Marshall. La Paramount volvería a reunirlos en un título de resonancias exóticas, Saigón (Saigon, 1948), de Leslie Fenton, donde a los misterios del cine negro vinieron a añadirse los de un Oriente típico de pulp magazine. La pareja volvió a estar ideal pero la magia de ambos en la taquilla comenzaba a declinar y aquél fue su último encuentro ante las cámaras.

La corriente negra hace eclosión durante la II Guerra Mundial y trasluce el clima fatalista de la época casi como un manifiesto estético que dispara contra el buen tono que dominaba el cine de Hollywood desde que el código Hays impuso la censura. El repertorio de tópicos incluye temas como la pérdida de identidad, dualidad infausta, enajenación sexual, angustia existencial. El personaje del ex combatiente desmovilizado constituye un vehículo recurrente, que ajusta cuentas con desánimo o se recicla en la actividad delictiva. El instinto de supervivencia tras regresar del frente aumenta su individualismo. La sed de venganza desplaza ese idealismo desencantado hacia la furia o el cinismo. Así, Alan Ladd interpreta a uno de los tres oficiales del Ejército de un destacamento en el Pacífico que antes de regresar a Estados Unidos aceptan el encargo de pilotar un avión hasta Saigón con un extraño cargamento. La aparición de una enigmática Veronica Lake enreda la maraña al descubrirse que transporta un botín de quinientos mil dólares.

Pasajes vaporosos, ambientes opresivos, enemigos invisibles, seres desprotegidos conducidos por pulsiones nocivas, sombras amenazantes y parejas malditas despiertan los miedos atávicos del espectador. Concebida por la Paramount para afianzar la repercusión mítica de la pareja, la película incorpora elementos de las obras exóticas de moda para articularlos de acuerdo con su estructura narrativa y una atmósfera pintoresca que se reproduce en filmes como Calcuta; Macao; La dama de Shangai; Casablanca; Tampico; Bombay Clipper o Tánger. Este crisol proyecta de forma atípica el drama pasional y de aventuras hacia el maelstrom chispeante del cine negro. La fotografía del maestro John F. Seitz (Perdición) imprime a las secuencias de exteriores una iluminación cáustica y llameante. La fluidez, el montaje, la correcta utilización de los decorados y los juegos de luces contrastados acentúan el clima turbio del relato y lo sitúan resueltamente del lado de los serials de aventuras procedentes de la novela popular y del cómic.
Borsalino
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