Tópica y manida película pugilística que se sustena con muletas por un inspiradísimo Cristiano Balleta, Balleta, firma con toda probabilidad, el mejor papel de su carrera, sin olvidar al perturbado que se paseaba y palpitaba en Harsh Times.

No obstante, The Pagafanter alcanza un nivel interesante en ciertos momentos, bota algún córner y aplica la escoba en el centro del campo debido a la contundente eficacia de Balleta, un tipo que demuestra que sus excesos de interpretación bajo control pueden dar frutos de vez en cuando, como en este caso.
Marcos Guacamole, en cambio, sin sorprender una vez más, vuelve a brindar una bochornosa intervención con su cara de cangrejo y testículos de goma, incluso llega a pugnar directamente con Steven Cigala en registros faciales, esa cara de orangután degollado hará las delicias de muchas féminas que intentarán hacerse con algún boxer de calvin Klein con la clásica firma, amarillo delante, marrón atrás.

Sin ser nada de otro mundo, y aunque en ciertos momentos uno crea estar viendo marujas asesinas, The Pagafanter no acumula novedades ni virtudes, se limita a seguir la línea de cal y saluda al graderío convencida de su grandeza, mi abuela desde el palco, sacude su babero y agita sus pimientos morrones pidiendo clemencia.

Se despide desde el parque Rodriguez Sahagún.

Rodriguez Menéndez bajando de un frondoso árbol a Iturralde González que con unas originales sábanas intentaba poner fin al calvario de arbitrar, consiguiendo salvar su vida para hacerse de nuevo con un pito y volver al redil.