La película, bajo una apariencia de documental, tiene un tufo a doctrina religiosa contra la homosexualidad. Si, es cierto, que muchas declaraciones de los padres y algunos rectores de iglesias cristianas defienden a sus hijos como seres humanos y no los condenan, abiertamente, por ser homosexuales y “lesbianas”. Pero el general del documental está basado en determinados versículos de la Biblia, especialmente Levíticos 18, que machaconamente se repiten como que “yacer hombre con hombre es una abominación”. Esto repetido tantas veces puede provocar en quien lo escucha, y cree en la Biblia como palabra de Dios, un efecto adverso hacía la homosexualidad (parece ser que la Biblia deja el lesbianismo aparte). Cuando se llega a un determinado momento de la película es cierto que aparece una postura a favor de los derechos de los homosexuales (y lesbianas, como determina el documental) que fácilmente serán asumibles y producirán regocijo en todos aquellos que defendemos los derechos humanos, como los derechos de los homosexuales, pero no caigan en la trampa, se trata de una iglesia en concreto, no de la iglesia católica a la que pertenecen la mayoría de los que en España y América del Sur leerán esto. ¡Como son de manipulables las imágenes!