El cine oriental suele tratar el tema de las relaciones homosexuales con mucha sensibilidad como parece que corresponde al carácter de esos países asiáticos. En este caso hay una historia de relación entre dos chicos, uno homosexual y el otro heterosexual, y tranquilamente va prosperando esa relación en lo que es una amistad o un amor entre hombres sin que el sexo sea imprescindible. El problema de la película es que liga este tema al tema de las drogas y parece que se quiere predeterminar el final. Los dos mundos que se encuentran son tan distintos que podría dar lugar a situaciones más interesantes, al menos en relación al trabajo y a la familia. Estéticamente tiene momentos buenos pero en otros se hace algo empalagosa y se cae en el melodrama a pesar de intentar superarlo con planificaciones extrañas y saltos en el tiempo no muy bien explicados. Se deja ver.