Si el cine es imágenes en movimiento, el cine porno está dentro de esa categoría, y el director, utilizando la vida de una pornostar hace un homenaje a ese cine, posiblemente la categoría más vista en todo el mundo. Lo primero que me ha llamado la atención es que esta película haya sido seleccionada oficialmente para el festival de Venecia. Las imágenes con las que empieza la película son fuertes, muy fuertes sexualmente, y en cuanto a temática de lo más arriesgado: tratar una relación lésbica, con hijo incluido y una de las mujeres actriz porno. Poco a poco vamos entrando en el aspecto humano de esta actriz, de sus problemas, y eso se va resolviendo con unas imágenes arriesgadas en su composición y un montaje que se aleja mucho de la narración lineal y adquiere visos de composición artística. Esta narrativa aplicada a lo que podría ser un dramón o una de las películas clasificadas como erótica, te atrapa y estás pendiente de todo lo que va ocurriendo, de cualquier encuentro, de cualquier diálogo, de cualquier lugar. Con todo lo que está ocurriendo el director tiene tiempo y ocasión de darnos unos toques románticos, y hasta de humor: es extraordinariamente simpática la escena de Dario y Flavio en el rodaje de una película porno. Os recomiendo empezar a ver esta película con una mente muy abierta, dispuesta a verlo todo, y dejar que aflore toda la sensibilidad de que sois capaces. Si al final alguien dice que esta película le ha herido en su sensibilidad, lo siento por él o ella.