En el 1996 ya habían pasado los tiempos de los “filmakers”, del “underground” y del “off-off”, por lo tanto no veo ninguna necesidad de realizar una película de estas características a no ser con las ganas de hacer lo que a uno le de la gana para cuatro amiguetes. La pena es que este director se supo rodear de una aureola de trasgresor del sistema, y a fe que consiguió un cierto éxito. Pero si ustedes ven esta película, y alguna más de este mismo director, y han visto alguna vez cine porno, verán que no aporta nada nuevo que el cine porno no hubiera dado ya, y con mucha más valentía. Estas medias tintas del director no me convencen, cuando más, porque la realización es pésima, sin aportar nada al lenguaje cinematográfico, más bien, alguna patada a lo que durante mucho tiempo directores de todos los países se esforzaron en asentar como séptimo arte.