Utilizando un buen guión el director Stewart Main realiza una buena película que trata de una forma sensible y muy fácil de entender, el difícil paso de la niñez a la adolescencia, en particular cuando se tiene que asumir la sexualidad. El mundo que rodea a estos niños es un mundo que dirige de forma obligatoria a los roles de hombre y mujer, unos que tienen que jugar al rugby y otras que tienen que llevar sujetador. El paisaje es una preciosidad con sus grandes extensiones de cereales cortados color ocre que de repente se funden con el verde de las arboledas. El protagonismo de los niños es casi único y están siempre en plano, lo cual hace que falle un poco el interés, pues los niños no son muy buenos actores, en particular el obeso que lleva el peso de la película y sus pequeños fallos de interpretación distraen algo. Con todo, al final, te quedas con ese regusto de haber visto algo realizado con mucho cariño por parte de todos los que han trabajado en esta película.