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Voto de Buscapé:
Drama
Emily Bauer es una exitosa psicóloga que vive una vida familiar ideal hasta que de repente le es diagnosticado una temida condición neurológica llamada ALS, más conocida como enfermedad de Lou Gehrig. En las etapas iniciales, se sobrepone gracias a una valiente lucha contra la terrible enfermedad, pero su condición se va deteriorando con el tiempo hasta dejarla en estado vegetativo. Emily le suplica a su marido que le ayude a morir. (FILMAFFINITY) [+]
19 de septiembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Derecho a morir" es quizás uno de los mejores telefilmes de los 80's, junto con "El día después", (Nicholas Meyer) 1983) ambas películas son devastadoras, cada una en su plano, (la primera sobre la enfermedad individual y la segunda sobre la enfermedad social que es la violencia)
"Derecho a morir" no es una película agradable, es esa clase de obras que da igual la etapa de tu vida en la que te sientes a verla, su relato tan fidedigno y obstinado, nos hace una exégesis de lo que es una enfermedad degenerativa y terminal así como el inalienable derecho a morir.
Raquel Welch está de Oscar como mujer sobradamente independiente, vívida y febril: madre, pero ante todo mujer y con un marido que luchará hasta su último hálito por cuidar del ser que alguna vez alumbró el amor de su vida.
No soy partidario del visionado de "dramones" y menos si son telefilmes pero es que el que aquí nos ocupa es obra y canto a la vida: Michael Gross remueve cielo y tierra por hacerse cargo de su mujer, atravesando el desierto en una penitencia estoica e incondicional: salvar el poco tiempo que le quede junto a la mujer de su vida porque al final, lo único que importa es la determinación de una pareja por no sucumbir a las estrecheces de la enfermedad.
Ni amable, edulcorada, sobreactuada ni artificial, Paul Wendkos nos entregó una obra modesta, (telefilme) con un mensaje universal, de que, a veces, más que la enfermedad en si misma o la fragilidad de la condición humana, para lo que no existe ninguna cura y para lo que nadie nos prepara ni educan, es para sobrevivir al amor hacia el ser que se te desvanece entre tus brazos y nada ni nadie podrá ocupar semejante vacío.
Estremecedora.
"Derecho a morir" no es una película agradable, es esa clase de obras que da igual la etapa de tu vida en la que te sientes a verla, su relato tan fidedigno y obstinado, nos hace una exégesis de lo que es una enfermedad degenerativa y terminal así como el inalienable derecho a morir.
Raquel Welch está de Oscar como mujer sobradamente independiente, vívida y febril: madre, pero ante todo mujer y con un marido que luchará hasta su último hálito por cuidar del ser que alguna vez alumbró el amor de su vida.
No soy partidario del visionado de "dramones" y menos si son telefilmes pero es que el que aquí nos ocupa es obra y canto a la vida: Michael Gross remueve cielo y tierra por hacerse cargo de su mujer, atravesando el desierto en una penitencia estoica e incondicional: salvar el poco tiempo que le quede junto a la mujer de su vida porque al final, lo único que importa es la determinación de una pareja por no sucumbir a las estrecheces de la enfermedad.
Ni amable, edulcorada, sobreactuada ni artificial, Paul Wendkos nos entregó una obra modesta, (telefilme) con un mensaje universal, de que, a veces, más que la enfermedad en si misma o la fragilidad de la condición humana, para lo que no existe ninguna cura y para lo que nadie nos prepara ni educan, es para sobrevivir al amor hacia el ser que se te desvanece entre tus brazos y nada ni nadie podrá ocupar semejante vacío.
Estremecedora.
