Con el título de esta crítica me estoy refiriendo a Tom Cruise. Parto de la premisa de que es un actor que particularmente me gusta como actúa, aunque a estas alturas de su carrera cinematográfica creo que en general no ha sabido elegir bien los papeles. Se pueden contar con los dedos de una mano (y sobran dedos) los papeles merecedores de premios.

Sin embargo, en esta película está particularmente brillante porque nada más y nada menos que se tiene que "enfrentar" a un auténtico monstruo del celuloide como es Nicholson, capaz de llenar con su sola presencia cualquier encuadre. Pues bien, Cruise está a la altura y se aleja para su bien de los papeles fáciles de "niño bien" que cualquier madre querría como marido para su hija.

Creo que la película merecía algo más y no me estoy refiriendo a un Oscar, pero creo que es un buen drama judicial hecho con pericia y algo que no es muy habitual: recreando fielmente la novela en la que está basado el guión.

Como decía anteriormente, fenomenal Cruise que va de menos a más en su actuación y sobre todo en la escena final cuando enfrentándose en el estrado de la sala de juicios a su superior (Jack Nicholson) realiza una de las mejores escenas que le he podido ver de este actor.

Capítulo aparte merece Nicholson. Fenomenal este viejo actor capaz de bordar cualquier papel. En este caso el de un oficial de alto rango chapado a la antigua que aún piensa que las cosas se hacen por "cojones" (y perdón por la expresión), creyendo estar por encima del bien y del mal.

Como siempre tiene que haber un pero, éste se lo lleva Demi Moore que no acaba de meterse en su papel de mujer-abogada-militar en un mundo precisamente el militar donde el machismo aún es más predominante que en la vida civil.