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Voto de Rimbaudiana:
10
3 de junio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Cinco tardes” es una de las diez mejores y más bellas películas que vi en mi vida, y he visto muchas. Es la historia de un amor…y la historia del reencuentro entre Sasha y Tamara después del desastre de la guerra.- Rusia-un edificio-habitaciones comunitario-economía agonizante-y…volver con la frente marchita… “…sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra…” y así fue en ese marco de encuentros, secretos revelados, mentiras ahogadas prontas a desahogar, metas incompletas, los restos que deja una guerra- miseria, miedo y mucha redención, el casi culpable descanso y el deseo ferviente que nunca más “vuelva para llevarse todo nuevamente” . Acá Sasha toca la guitarra y canta una hermosa canción, mientras Tamara lo escucha en otra habitación… (lamentablemente no tiene subtítulos) pero es alusiva a la nostalgia, según recuerdo. Hoy encuentro, esta parte, tan emotiva, en youtube y las diez o más veces que vi la película no alcanzaron para tener ganas de verla otra vez. Es muy bella, como todas las de NIKITA MIJALKOV. Conserva la estructura teatral (cinco tardes-cinco actos) con una adaptación “de los dioses”, dentro de un ambiente minimalista, despojado de intentos por disimular la sumisión al trabajo para subsistir y tener lo indispensable; porque cualquier esfuerzo y cualquier sacrificio, no se asemeja siquiera, a la devastación y al dolor inexplicable de la guerra, así Tamara agradece lo que tiene, que es poco pero seguro, aunque la explotación sea mucha. Tanta monotonía amarga y agradecida, se despeja con la llegada de Sasha, El espectacular guion es un tema aparte, también lo es la fotografía y…MIJALKOV !!
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra…” y así fue en ese marco de encuentros, secretos revelados, mentiras ahogadas prontas a desahogar, metas incompletas, los restos que deja una guerra- miseria, miedo y mucha redención, el casi culpable descanso y el deseo ferviente que nunca más “vuelva para llevarse todo nuevamente” . Acá Sasha toca la guitarra y canta una hermosa canción, mientras Tamara lo escucha en otra habitación… (lamentablemente no tiene subtítulos) pero es alusiva a la nostalgia, según recuerdo. Hoy encuentro, esta parte, tan emotiva, en youtube y las diez o más veces que vi la película no alcanzaron para tener ganas de verla otra vez. Es muy bella, como todas las de NIKITA MIJALKOV. Conserva la estructura teatral (cinco tardes-cinco actos) con una adaptación “de los dioses”, dentro de un ambiente minimalista, despojado de intentos por disimular la sumisión al trabajo para subsistir y tener lo indispensable; porque cualquier esfuerzo y cualquier sacrificio, no se asemeja siquiera, a la devastación y al dolor inexplicable de la guerra, así Tamara agradece lo que tiene, que es poco pero seguro, aunque la explotación sea mucha. Tanta monotonía amarga y agradecida, se despeja con la llegada de Sasha, El espectacular guion es un tema aparte, también lo es la fotografía y…MIJALKOV !!