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Voto de carlos bosch benitez:
8
Drama 'Dovlatov' sigue durante seis días al brillante e irónico escritor que vio más allá de los rígidos límites de la Unión Soviética de los 70. Sergei Dovlatov luchó para conservar su propio talento y su decencia con el poeta y escritor Joseph Brodsky, mientras veía cómo sus amigos artistas sufrían ante la maquinaria del estado. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2019
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente me ha dado por ver películas rusas y siempre me llama la atención el hecho de que, por malas que sean, siempre tienen un toque de autenticidad y humanidad que suele brillar por su ausencia en el cine occidental al uso. Incluso cuando se trata de historias románticas sin más complicaciones uno jamás tiene la sensación de estar viendo un mero producto industrial, sino más bien una forma de expresión personal. En este aspecto, "Dovlatov" no es ninguna excepción y a mí recuerda bastante al cine social o existencial europeo de los cincuenta o sesenta, cuando aún no habíamos perdido esa antigualla que llaman "alma". Posiblemente el arranque de la película sea mejorable y también es posible que el director haga demasiadas disgresiones, pero el tono general de la película no sufre demasiado por ello, y el personaje central tiene tanta fuerza que compensa de sobra todos esos pequeños fallos.

Por lo demás pienso que sería un error pensar que esta obra se refiere exclusivamente a una época ya superada. La falta de horizontes de la Unión Soviética de entonces no está tan lejos de la de nuestras sociedades en descomposición, solo que en esos tiempos se ahorraban el camuflaje. Y la censura abierta contra la que se da de cabeza el protagonista una y otra vez hoy se llama "discurso del odio" y "fake news". El único cambio es que una dictadura abierta ha sido sustituida por otra invisible. A mi manera de ver, esta es una película rabiosamente actual que no solo habla de ellos entonces, sino de nosotros ahora. Y lo hace sin concesiones y con algunas gotas de un ácido sentido del humor, que aligera una historia que, de otra forma, a fuer de opresiva resultaría insoportable. A mí me han gustado especialmente, además de la impecable interpretación de todos los actores (Milan Maric es para quitarse el sombrero), la cuidada ambientación y el magnífico trabajo de cámara. Y, a pesar de que no abunden precisamente las castañuelas, en ningún momento ha llegado a aburrirme.
carlos bosch benitez
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