El momento histórico en que se encuadra la acción es algo circunstancial. La turbulenta conflictividad en un ambiente industrial, donde la electrificación era todavía algo de ciencia ficción, las jornadas de trabajo abusivas y las prestaciones sociales inexistentes, era campo abonado para la radicalización y la lucha de clases. La trama no es nada maniquea. Hay, por parte de patronos y obreros, posicionamientos moderados y otros extremistas y anarquistas que dieron lugar a la semana trágica. Pero las circunstancias sociales no son el eje central. En realidad se trata de una intriga empresarial que es el escenario de una lucha por el poder entre socios. El accionista mayoritario y gerente de la empresa familiar es un auténtico villano, ex militar y cacique inmisericorde, hasta tal punto que hasta los copropietarios optan por su destitución. Sin embargo, ello sirve de base para urdir maquinaciones conspirativas para hacerse con el control de las acciones, con la complicidad y encubrimiento de notarios y abogados, formando un red de corrupción como la de una "telaraña". El film es muy ilustrativo de cómo era el trabajo, las fábricas, el mundo de los negocios, la legalidad y la política de la época. Muy buena la ambientación y el trabajo de los actores. El film merece la pena.